Un viaje a lugares hasta ahora insospechados, emprendido recientemente por nuestro primer magistrado, abre nuevas rutas para las relaciones diplomáticas, económicas y culturales, así como para el crecimiento del desarrollo sustantivo de nuestra nación. Y es que Catar no solo es un país remoto para nuestra geografía, sino que, además, no venía siendo una nación que formaba parte de aquella gastada lista de pueblos frecuentados por las gestiones de los sucesivos gobiernos. Pero como sabemos, Rafael Correa no es hombre acostumbrado a seguir los viejos caminos, si estos no responden de buena manera a las necesidades y los intereses de nuestra República.
El Presidente es un gobernante de ideas novedosas, prometedoras, que no son concebidas en la mente de políticos poco brillantes y con escasa creatividad. Pues el caso es que Catar estaba allí, suspendida en las regiones desconocidas por el resto del mundo, del mismo modo que Ecuador también se encontraba en condiciones similares a la de los cataríes. Y Correa, que siempre anda en busca de inversiones para grandes proyectos nacionales, animado por la visita que en febrero de 2013 hizo a nuestro país el emir de Catar, Tamim bin Hamad Al-Zani -durante su gira por América Latina, que comprendió también a Colombia y Perú-, arribó a Doha en compañía de varios ministros y algunos empresarios ecuatorianos, llevando interesantes proyectos que entusiasmaron a los más altos funcionarios y a un importante grupo de inversionistas de aquel emirato árabe que extiende su pequeño territorio conformado por sus escasos 11.586 km², para ocupar la breve península de Catar, al este de la península arábiga, bañada por las aguas del Golfo Pérsico en el oeste de Asia. Su población se aproxima a los 2 millones, de los cuales tan solo 250.000 han nacido en su territorio, de modo que la mayor parte de sus habitantes son extranjeros que trabajan y viven allí.
Pero Catar no es cualquier cosa. Anteriormente al descubrimiento de los yacimientos de petróleo, Catar era famoso por la recolección de las más bellas perlas en su mar adyacente. Fue protectorado británico hasta que en 1971 logró independizarse de Londres. Las reservas de crudo están estimadas en 15 millardos de barriles, las que se supone deberían durar cerca de 40 años más. Las reservas estimadas de gas natural son casi 26 millones de metros cúbicos, esto es un aproximado del 14% del total mundial y la tercera más grande del mundo. Lo anterior ha permitido que Catar sea el país con mayor renta per cápita del orbe y que tenga el índice de desarrollo humano más alto de entre la comunidad árabe. La riqueza y el estatus de los ciudadanos cataríes -quienes no pagan ningún impuesto- se encuentran al nivel de las naciones de Europa.
Durante el último día de la visita del presidente Correa y su comitiva a Catar, el embajador del Ecuador en Doha, Kabalan Abisaad, manifestó que en el país árabe existe mucho interés por fortalecer las relaciones con Ecuador. “En cuanto a sectores estratégicos -señaló el embajador-, el ministro Rafael Poveda se ha reunido con empresas privadas y públicas como Qatar Petroleum International (asuntos petroleros y petroquímicos), que tiene mucho interés en desarrollar un proyecto en Ecuador. Además, se reunió con representantes de Qatar Minning, que está interesada en la cuestión minera”. Por otro lado hay puntos concretos, uno turístico para el centro de Quito y otro habitacional en las instalaciones del antiguo aeropuerto, dijo Abisaad. De igual modo, Rafael Correa recorrió el campus del Carnegie Mello University, una de las 6 universidades estadounidenses instaladas en Catar, especializada en ciencias computacionales, medicina e ingeniería. Y visitó también el Parque de Ciencia y Tecnología de Catar, que está trabajando en robótica. Las becas a ecuatorianos para estudiar en Catar se incrementarán y se espera -además- que pronto vendrán al Ecuador becarios cataríes.