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Ecuador, 27 de Septiembre de 2024
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El Telégrafo

Nuevo ciclo de gobierno

27 de mayo de 2013

La Constitución ecuatoriana de 2008 fijó el 24 de mayo como fecha para la toma de posesión del Presidente de la República. Fue una tradición constitucional (excepto la Constitución de 1998) que ese acto se realizara el 10 de agosto, en recuerdo de la Revolución de Quito de 1809, que inició el proceso independentista del país, de manera que la fecha no debió cambiarse. En todo caso, la nueva fecha recuerda la Batalla del Pichincha de 1822, que culminó el proceso emancipador.

Lo novedoso de este 2013 es que el pasado 24 de mayo tomó posesión de su nuevo período gubernamental el Presidente Rafael Correa. Y que lo ha hecho en circunstancias históricas inéditas, pues por primera vez un mandatario ha sido reelecto para un tercer mandato; la Asamblea Nacional cuenta con una abrumadora mayoría de miembros (100 de 130) provenientes de Alianza PAIS (el partido de gobierno); y en nueve procesos electorales sucesivos, la ciudadanía se ha pronunciado a favor del proyecto político representado por el presidente Correa.

En la nueva fase, el Gobierno y la Asamblea tienen una oportunidad de oro para consolidar transformaciones aún más profundas e irreversiblesEsta situación excepcional en la historia republicana del Ecuador solo puede comprenderse si se considera que entre 2007-2013 el Gobierno de Correa liquidó el modelo empresarial-neoliberal de economía que rigió entre 1982-2006 (tan grave para la vida y el trabajo de la mayoría de ecuatorianos); superó el “Estado de partidos”, otrora encabezado por la clase político-partidista tradicional; recuperó la institucionalidad estatal descalabrada en el ciclo anterior; reorientó las relaciones internacionales bajo principios de soberanía, dignidad, nacionalismo y latinoamericanismo; y, sobre todo, porque gracias al respaldo ciudadano se logró un nuevo poder en la conducción del Estado, basado en los intereses populares.

Los cambios logrados reforzaron la economía social y solidaria; consolidaron la democracia, los derechos y las libertades, afirmando la institucionalidad estatal, republicana, constitucional y presidencialista; y, ante todo, mejoraron sustancialmente las condiciones de vida y de trabajo de la población. Hoy Ecuador es un referente latinoamericano y mundial.

Sin embargo, desde una perspectiva histórica de largo plazo, los cambios apenas han comenzado. En la nueva fase, el Gobierno y la Asamblea tienen una oportunidad de oro para consolidar transformaciones aún más profundas, a fin de que el proceso se vuelva irreversible en 2017, cuando Rafael Correa definitivamente deje el poder, como él mismo lo ha anunciado.

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