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El Telégrafo

Nueva victoria popular

20 de febrero de 2013

Los resultados parciales evidencian la novena victoria popular electoral, que ratifica a Rafael Correa en la Presidencia por tercera ocasión consecutiva. Es la segunda ocasión que gana con diferencias amplias y en primera vuelta; obtiene una mayoría marcada en la Legislatura y el respaldo del pueblo a la Revolución Ciudadana (RC), que consolida la democracia, impulsa la revolución de la justicia y proyecta nuevas reformas hacia el socialismo, sobre la base de la Constitución por él aprobada.

Nunca antes se ha ratificado una y otra vez el respaldo al Presidente y a un programa que tiene claros objetivos: Estado democrático, economía social solidaria, administración pública de sectores estratégicos y servicios básicos. El triunfo de una gran mayoría de asambleístas de Alianza PAIS (AP) asegura las reformas legales para el proceso.

Las elecciones confirmaron un triunfo contundente (3 a 1) frente a CREO y el poder de la banca, posibilitaron una nueva derrota de la partidocracia y de 7 candidatos opositores, tanto de la derecha neoliberal como de la izquierda sectaria y confusionista, a la par que obstruccionista del cambio.

De ellas salen importantes lecciones. La primera, el pueblo no quiere volver al pasado neoliberal, de capitalismo de rapiña. Exige profundizar cambios y emprender otros para reforzar la soberanía, el crecimiento y desarrollo social sostenido; exige mayor organización, unidad y participación organizada de los movimientos sociales.

El PSC y su apéndice MG son los grandes perdedores; han sido liquidados el PSP y su candidato, a los que el respaldo electoral disminuyó del 28% al 6%; el Prian y Álvaro, que desaparecen; el PRE fue rechazado por sus bases, engañadas por  un predicador de tercera; el MPD y PK, con resultados desastrosos, castigo popular, sacrificaron a Alberto Acosta que equivocó el rumbo. Es que no comprenden que la izquierda está con la RC.

Todos ellos, de hecho, no obstante sus recursos y estructuras, fueron derrotados por Rodas, quien debe revisar posiciones en función de los intereses del país.
En Guayas  se sepulta la derecha. El triunfo arrollador de AP exige, sobre todo de los candidatos con mayor respaldo electoral (María Alejandra Vicuña, Raúl Patiño y J.C. Cassinelli), redoblar esfuerzos en procura de mayor organización y unidad, lo que debe darse a nivel nacional, para que el proyecto cuente con más fuerza, contundencia y sustento.

También es un tapabocas para la oposición extrema, grandes medios de comunicación y sus empleados, que con su verborrea han pretendido confundir, hablando de “dictadura” del Presidente, que se consolida como líder del proceso que, inexorablemente, requiere coordinación para la acción entre  actores y personeros de los diversos poderes. Guillermo Lasso se autoproclamó jefe de la oposición y “segundo líder político” del país. ¿Qué opinará J. Nebot?

Por fin, hay que reformar la ley para evitar luchas internas entre candidatos de una misma lista, que exige que las curules ganadas por los partidos sean llenadas por los candidatos con mayor votación individual, sin que se respete su ubicación, ya que debilita la acción partidaria y provoca chanchullos y maniobras, lo que socava  las formas democráticas.

Gran triunfo popular. Exige más organización partidaria y construcción del poder popular.

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