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El Telégrafo

No olvidemos a Manning

11 de septiembre de 2012

En la cárcel militar de Fort Leavenworth, en el Estado de Kansas, EEUU., un soldado de primera clase, quien desde el año 2010 se convirtió en un personaje mundial, está detenido. Bradley Manning ha sido considerado por el Ejército norteamericano como el principal sospechoso de filtrar miles de cables diplomáticos estadounidenses a WilkiLeaks. Además, está acusado de 22 cargos, entre ellos colaboración con el enemigo, lo que le podría significar la pena de muerte o cadena perpetua.

Tan peligrosa situación que actualmente soporta el  soldado de 24 años se inició en Bagdad, capital de Irak, en  mayo de 2010, cuando el comando de Investigación Criminal del Ejército de  EE.UU. detuvo a quien por entonces se desempeñaba como analista de inteligencia. De inmediato fue recluido sin cargos durante más de un mes en una prisión militar del campamento Arifjan en Kuwait, para posteriormente ser trasladado al centro de detención militar de Marine Corps Brig, ubicado en Quantico, Estado de Virginia.

En aquel lugar la situación del detenido se hizo en extremo difícil durante los 9 meses que se lo mantuvo allí en condiciones de máxima vigilancia y, además, sometido a aislamiento absoluto y a un trato de rigor extremo que podría ser considerado como una forma de tortura. El abogado de Manning, David Coombs, ha hecho públicas las condiciones en que se hallaba su defendido. Asegura que él se encontraba encerrado en una celda de 1,8 por 2,4 metros, sin ventana y por tanto sin poder atisbar la luz del Sol.

En ese lugar debía permanecer por lo menos 23 horas permanentemente vigilado por dos guardias que lo obligaban a levantarse a las 05:00 y permanecer despierto hasta las 22:00. Señaló además Coombs, que lo obligaban a permanecer desnudo fuera de su celda durante la inspección matutina. Dijo que durante los 9 meses que Manning permaneció en Quantico se le dio un trato punitivo, que podría dejar sin efecto todas las acusaciones en su contra. Aseguró que no le dejaban usar sus lentes ni disponer de televisión, teléfono o computadora y que si lo sacaban de su celda lo encadenaban de manos y piernas.

Cuando el abogado David Coombs protestó por  esos maltratos que sufría el detenido, alegando que el recluso estaba siendo castigado con “degradaciones y humillaciones” sin que hubiera sido sometido a juicio, “lo que supone una flagrante violación de los códigos del Ejército norteamericano”, solo entonces se trasladó a Bradley Manning a la cárcel militar de Fort Leavenworth, en donde el jurista asegura que  ha mejorado en algo el trato que se le da.

¿Por qué tanta indignación, tanto afán de venganza en contra de Manning? La superioridad del Ejército norteamericano se siente lesionada por el otrora analista de inteligencia, pues el joven soldado, según lo acusan esas autoridades, sería el autor de la mayor filtración de la historia de documentos confidenciales y cables diplomáticos procedentes de cientos de embajadas estadounidenses, desde la base militar cercana a Bagdad en la que Manning estaba destinado.

La falta mayor del soldado de primera clase, según sus denunciantes, sería la filtración -para enviarla a WikiLeaks- de un video del Ejército de EE.UU. en el que se ve cómo un helicóptero de esa nacionalidad mata a mansalva a un grupo de civiles en Irak, entre ellos 2 periodistas iraquíes de la agencia Reuters. Se sospecha también que filtró  documentos clasificados  de las guerras de Afganistán y de Irak. Y vayamos a otro escenario, para analizar cómo ven más allá de las aguas del Atlántico el caso del ex soldado-analista, cuyo juicio se desarrollará entre el 4 de febrero y el 15 de marzo.

Amnistía Internacional ha declarado acerca del tema que “consideraría motivo de preocupación que un gobierno intentara castigar a una persona que, por razones de conciencia y de manera responsable, hubiera publicado información con el convencimiento razonable de que esa información era prueba de violación de derechos humanos. De igual modo, el 9 de septiembre de 2011 se supo que el Consejo de Europa acababa de publicar un informe que condena “el culto del secreto” que protege los crímenes de guerra y llama a una mayor protección de los denunciantes en todas partes. Ese informe señala a Manning como un supuesto informador, que debe ser tratado como tal y ante quien estamos en deuda.

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