En el periodismo comercial prevalece la tendencia a exaltar a personajes importantes e instituciones por compromiso o conveniencia y a recordar hechos históricos de significación e irrelevantes como pretexto para, en forma soterrada, perturbar la gran obra social del régimen del Buen Vivir. En el área de la llamada crónica roja, la “prensa independiente” suele dedicar extensos espacios a los crímenes pasionales, atracos, casos de sicariato, entre otras tragedias, para de manera disimulada culpar al Gobierno de ese desvío social e indirectamente pretender desprestigiar la acción de la Policía Nacional. Permanece en silencio y concede mínima cobertura a la demostración de heroicidad y sacrificio de los agentes del orden, que están demostrando esfuerzo y tenacidad profesional por proteger los bienes de los ecuatorianos y ofrecer seguridad a la ciudadanía.
Hoy, la Policía Nacional, con el apoyo del gobierno de la Revolución Ciudadana y el asesoramiento del Ministerio del Interior, se moderniza y fortalece para cumplir lo prescrito en la Constitución de la República: “atender la seguridad ciudadana, el orden público y proteger el libre ejercicio de los derechos y la seguridad de las personas, dentro del territorio nacional”. En su momento, y ya es tiempo pasado, la respectiva cartera de Estado separó a los agentes afectados por faltas disciplinarias. Actualmente, con la incorporación de nuevo personal, entre hombres y mujeres, capacitado en derechos humanos y entrenado en investigación y persecución del delito, la institución policial se vigoriza y ejerce su rol profesional con firmeza y eficiencia.
Aunque los medios privados no difunden la positiva labor policial, la ciudadanía se informa por otros canales de los buenos resultados de los operativos antidelictivos que se realizan a nivel nacional, especialmente en los sectores vulnerables de la ciudad y el campo. Como dato referencial, el Grupo de Intervención y Rescate (GIR), en lo que va del año, ha participado en 78 controles antidrogas, 11 acciones de rescate y 25 procedimientos antibombas, con un 99 por ciento de efectividad. En su trabajo silencioso se han desarticulado bandas dedicadas al robo de vehículos, capturado a grupos dedicados a secuestros exprés, sicariato y decomisado armas de fuego y droga. Es encomiable el control marítimo que se ejerce para evitar el ingreso de contrabando.
La Policía Nacional no requiere halagos, pero sí procede el reconocimiento público de los medios de comunicación “libres”, como incentivo espiritual para seguir mejorando su prestación de servicio. En vinculación con la realidad, el comandante general de la Policía, Rodrigo Suárez, destaca que la institución tiene la responsabilidad y el compromiso de velar por la paz social, como un ejemplo para todas las entidades públicas del país. No espera nada a cambio para cumplir su misión. Es grandeza humana reconocer los méritos de otros. No alabemos más que aquello que enseña a ser mejor.