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El Telégrafo

“No nos atemorizamos porque la razón no pide fuerza”

28 de agosto de 2012

La expresión latina “homo homini lupus”, que en español  significa “el hombre es un lobo para el hombre”, la escribió Plauto, que vivió doscientos años antes de Cristo, pero fue popularizada por Thomas Hobbes, quien la reseña en su obra Leviatán. 

Estimo que le faltó añadir que el egoísmo, esa característica de la esencia humana, que persuade al hombre para convertirse en un lobo para el hombre, se manifiesta en toda su maldad y  perversión cuando proviene de la oposición al gobernante.

En cualquier época de la historia de la humanidad y en  cualquier latitud geográfica, la oposición al gobernante casi siempre ha sido mañosa, cínica, infame y dirigida a defender intereses personales.

Quienes amamos a la patria como amamos a nuestra madre, por sobre sus defectos y limitaciones, con la ineludible obligación que nos impone la condición de hijos, nos hemos indignado por la reacción de quienes demostraron no amar al Ecuador, al contrariarse por el triunfo del país en el caso Assange.

Ríos de tinta que solo fecundan mezquindad derramó el periodismo canalla ante la apoteosis de la diplomacia ecuatoriana que ya se vistió pantalones largos y no se plantó como un niño asustado, dispuesto a aceptar la amenaza, que añora la época cuando era dueña de las cinco octavas partes del globo terráqueo.

Cuando pésimos empleados de nuestra cancillería se vieron envueltos en un mal manejo de la valija diplomática, los lobos embebidos de egoísmo salieron en tropel, pretendiendo involucrar al canciller Ricardo Patiño.

Pero cuando él logra que la OEA exprese su solidaridad con Ecuador y apruebe por aclamación la resolución que exhorta a los Estados miembros a no invocar normas de derecho interno para justificar el incumplimiento de obligaciones internacionales, los lobos miran para otro lado.  

El trasnochado que fue despertado por la angustia del patrón en obtener prontamente la cuartilla contra el asilo concedido a Assange, escribió: “Por otro lado, el carácter ‘humanitario’ de la argumentación contradice la frívola abstinencia de nuestra política exterior ante el horror que vive el pueblo sirio”.

Y un perro vago que se juntó a la manada de lobos trasquilados, incapaz de entender que todo verdadero mandatario tiene la obligación de siempre exigir, a quien sea, el debido respeto hacia el soberano mandante que lo eligió democráticamente, expresó que con este accionar lo que Rafael Vicente Correa Delgado pretende es “ser el sucesor de Hugo Chávez”.

¡Qué bárbaro! ¿Sucesor de Hugo Chávez en qué? ¿En la presidencia de Venezuela? “No nos atemorizamos porque la razón no pide fuerza. Tenemos la razón, otros tienen la fuerza, que será combatida con la razón, el derecho internacional, la soberanía y la solidaridad de los países”, expresó Ricardo Patiño en la vigésima séptima Asamblea de Cancilleres de la OEA, del pasado 24 de agosto.

El hombre es solo víctima de su debilidad (el egoísmo), de su ignorancia (desconoce su propia insignificancia) y de sus miedos (a descubrir la verdad).

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