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El Telégrafo

No hay miedo cuando aprendemos a entender

28 de diciembre de 2013

La prensa comercial se desató, como parte de la campaña electoral que se aproxima, con una serie de entrevistas a oligarcas obsoletos, que sepultados en la historia y a falta de líderes contemporáneos, pretende convertirlos en conductores de la oposición. Con preguntas arregladas le permite al personaje seleccionado a involucrarse en temas de los derechos humanos, supuestamente violados en Ecuador y de la libertad de expresión, según esa prensa, duramente golpeada en los últimos años.

Con cinismo y alejado de la realidad, uno de los entrevistados, sin precisar casos específicos e intentando escandalizar al país, declara textualmente: “Ahora hay miedo porque el que protesta va preso y puede ser desafiado a golpes por los poderes del Estado. ¿Es una forma de gobernar? Entonces debemos vencer el miedo”. Lamentablemente, confunde protesta social, dentro del marco de la ley, con injuria, agresión, conspiración, sabotaje y atentado contra el orden constituido. Tal parece que el aludido interlocutor no ha vivido en el país, en los recientes años, por lo que ignora la agresión al rector de la Universidad Central, la incursión y daños materiales a las instalaciones de Ecuador TV; la conspiración y muerte de servidores del Estado en el fatídico 30 de septiembre, la acción vandálica de los integrantes de la fundación Pachamama, ¿o es que a esos hechos desagradables los considera como un derecho a la protesta social? Finge no conocer que con el advenimiento del gobierno del Buen Vivir, los medios de comunicación privados, prensa, radio y televisión dejaron de ser un poder de Estado, que no hay periodistas encarcelados y que los articulistas siguen analizando temas sin censura previa. Vocifera sin sentido que la libertad de expresión está en peligro de perecer. Es de suponer que el miedo solo consume a los oligarcas que perdieron privilegios en la era del cambio.

Los trabajadores, campesinos, estudiantes, profesores y pueblo en general ya no protestan porque el régimen socialista siglo XXI, paulatinamente, ha atendido sus aspiraciones, como gratuidad de la educación y salud, incentivos económicos para profesores jubilados, planes de viviendas y la instauración de la justicia social. Eso sí, el que tiene miedo, es el transgresor, se trate de asambleístas, columnistas, alcaldes o cualquier otro ciudadano, porque deberá responder ante los tribunales de la justicia. Es por demás insistir que con el sometimiento de todos, sin excepción alguna al imperio de la ley, se entra al camino para consolidar la paz y la justicia. El que cometiere un delito, perteneciente a cualquier grupo social no está -ahora- libre de su respectivo juzgamiento.

El gobierno de la Revolución Ciudadana garantiza los derechos humanos y, entre ellos, el de la protesta social como pilar de la democracia.

A quienes formulan un llamado desesperado para dejar a un lado el miedo y enfrentarse al Gobierno les recordamos el pensamiento de Marie Curie: “Dejamos de temer a aquello que se ha aprendido a entender”.

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