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El Telégrafo
Tatiana Sampedro

No existe democracia sin participación

21 de abril de 2021

Sueño con un país transparente, libre de corrupción y de violencia, un país donde podamos caminar, trabajar y pasear sin miedos, donde tengamos sitios seguros para compartir con la familia, entre amigos o solos, donde los ancianos tengan espacios y actividades de distracción, servicios de salud de calidad y una seguridad social eficiente, sueño con una sociedad más solidaria, equitativa y justa, donde la administración pública cumpla con sus atribuciones institucionales y los ciudadanos puedan ejercer sus derechos y responsabilidades.

Una democracia plena, supone una activa participación de las diversas expresiones de la ciudadanía en la vida pública, la existencia de organizaciones sociales autónomas y el fortalecimiento del tejido social, forman parte de las bases mismas de expresión de la persona.

Es así como el enunciado: no existe democracia sin participación, significa que sin una participación ciudadana activa, individual o colectiva, racional, solidaria, responsable y con conciencia cívica, como protagonistas de los cambios, estos no son verdaderos y no tienen vida auténtica.

A partir de la Constitución del 2008 los ecuatorianos decidimos tener un estado constitucional de derechos y justicia, con un sistema democrático y participativo, en el cual se incorpora en la estructura del Estado la función de transparencia y control social, con lo que se facultó al pueblo como el mandante y primer fiscalizador del poder público, pudiendo hacer efectivo su derecho de participación desde los diferentes mecanismos de participación ciudadana, control social y demandando de las autoridades gubernamentales informes de rendición de cuentas precisos y oportunos.  

Ahora la gran interrogante es: ¿qué hemos hecho desde la sociedad civil para involucrarnos en los asuntos públicos?

Como ciudadanos tenemos el derecho y el deber social de participar activamente en procesos de construcción de un mejor país, informándonos cómo acceder y hacer efectivos los mecanismos de participación ciudadana para vigilar, monitorear y formular políticas públicas, ya que es esencial la articulación de todos los actores sociales.

Actualmente la participación ciudadana pasa por un mal momento, ya que ha perdido la legitimación popular, la credibilidad del organismo que promueve el ejercicio del derecho de participación está en entredicho, desinstitucionalizado, y en declive. Al parecer es una consecuencia de las decisiones adoptadas por las autoridades que han estado a cargo del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, por cuanto al parecer centraron sus esfuerzos en las competencias relacionadas con la designación de máximas autoridades de control, dejando de lado las atribuciones como: la participación ciudadana, el control social, la rendición de cuentas, y el fomento de la transparencia contra la corrupción.

La desinstitucionalización del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, es también un reflejo de la falta de conexión e interés de la ciudadanía en acceder a los diferentes mecanismos de participación ciudadana y control social, sin embargo, se debe señalar que los mecanismos de participación son medios prácticos con los cuales la ciudadanía se informa, opina, toma decisiones y evalúa la gestión pública, además permite que la sociedad adquiera un sentido de responsabilidad con respecto a su propio bienestar y la seguridad de sus comunidades.

Como ciudadanos hemos sido y seguiremos siendo actores críticos de las decisiones adoptadas por las autoridades, pero la gran interrogante que debemos plantearnos es: ¿qué hemos hecho o qué estamos haciendo para construir un mejor barrio, comunidad, ciudad, país?

Ejerciendo los diferentes mecanismos de participación ciudadana y control social, podemos ser representantes del cambio, logrando que el sueño de tener una sociedad más justa, equitativa, transparente, solidaria, libre de violencia y de corrupción se haga realidad. Esto lo lograremos solo si nos involucramos activamente en la formulación, ejecución, evaluación y control de las políticas públicas.

Finalmente, recordemos que con la participación de la ciudadanía en la gestión de lo público otorgamos herramientas para que las autoridades gubernamentales, aterricen las políticas, programas y proyectos en las necesidades reales de la población.

¡Atrévete a dar el primer paso y recuerda que con la participación ciudadana todos tenemos voz!  

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