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El Telégrafo

Ni siquiera chivos expiatorios

07 de octubre de 2013

La cómoda y oportunista costumbre en la religión judía, de buscar un par de chivos para determinar al azar a cuál endiosan en gratitud por las buenas vibras y a cuál sacrifican para hacerle pagar y expiar los pecados, las culpas y los delitos perversos de toda la población, ha devenido en un fatal determinismo convertido en norma para las sociedades que destruyen las normas de ética y moral al permitir la nefasta impunidad.

Revisemos algunos aspectos del 30-S, de los que el mundo entero vio en imágenes de TV y hasta ahora no se castiga a los autores:

Un periodista de Teleamazonas divulga que supuestamente hay pronunciamientos en varios cuarteles militares que respaldan a los policías insurrectos… ¡Y no pasa nada!

En el aeropuerto de Quito un grupo de uniformados suspende las operaciones y se adhiere a la insubordinación… ¡Y no pasa nada!

Un sujeto le arranca al presidente Correa la protección contra los gases lacrimógenos, mientras otros le patean la muleta y lo empujan… ¡Y no pasa nada!

El oficial Carrión, disfrazado de médico, pretende impedir el ingreso del presidente Correa al Hospital de la Policía… ¡Y no pasa nada!

Un grupo de policías en motocicletas irrumpe en el patio del Hospital y agrede a ciudadanos que espectaban los acontecimientos… y no pasa nada!

El dirigente del grupo de Lucio, Fidel Araujo, aparece en las imágenes hablando por celular en el teatro de los acontecimientos… y no pasa nada!

Un grupo de conocidos politiqueros penetra rompiendo puertas de la Televisión Pública… y no pasa nada!

La escolta policial, con personal identificable, impide el ingreso de asambleístas adeptos a PAIS y obedece órdenes de Gilmar Gutiérrez cuando pretendían consolidar el golpe… y no pasa nada!

Otro grupo de asambleístas de oposición aparece en un hotel reunido en la conspiración… y no pasa nada!

Estos pocos ejemplos demuestran que así como barrieron las huellas de los casquillos en el teatro de la batalla campal y ocultaron las pruebas de la extracción de armas y proyectiles del rastrillo policial, pudieron crear un biombo pseudo jurídico entre la Fiscalía General de Pesántez y los sectores policiales que se autoinvestigaban y dizque se autosancionaban: ¡Una farsa en ambas instancias!

Bien que se creó una Comisión gubernamental para investigar este nefasto episodio que estaba bloqueado, propiciándose la impunidad, so pretexto de que esas 2 instancias, en particular la Fiscalía, tenía el “derecho” de mantener estricta reserva de lo que investigaba… y no pasó nada!

En estos y los otros casos, ni siquiera hay un chivo que expíe las culpas ajenas…

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