El lunes con la gran final entre Rafael Nadal y Novak Djokovic cayó el telón en el estadio Philippe Chatrier con una escena que se repite por séptima vez desde 2005, el español celebrando, mordiendo y levantando la Copa de los Mosqueteros, que premia al ganador del Roland Garros.
Con este título, el mallorquín rompió la igualdad en seis trofeos, que mantenía con el legendario Bjorn Borg y se consagró indiscutiblemente como el mejor jugador de todos los tiempos sobre canchas de arcilla, a la vez que alcanzó al sueco y al legendario campeón australiano Rod Laver, en títulos de Grand Slam, con 11, cifra superada apenas por otro australiano, Roy Emerson, el americano Pete Sampras y el suizo Roger Federer, quien con 16 ostenta el récord absoluto.
Hasta hace un par de años Borg era considerado casi de forma unánime como el mejor jugador de la historia sobre polvo de ladrillo, había ganado 6 Roland Garros y solamente había perdido dos veces en sus participaciones en el torneo parisino, ambas contra el italiano Adriano Panatta.
Pero Nadal aventaja con creces los números de Borg, en ocho participaciones tiene un registro de 7 títulos, 52 victorias y una sola derrota, la que sufrió frente al sueco Robin Soderling en la cuarta ronda en 2009.
En España, gran parte de la prensa y muchos de los mejores deportistas de diferentes épocas, ya consideran a “Rafa” como el mejor deportista español de todos los tiempos.
Nadal tiene apenas 26 años -cumplidos durante el torneo-, edad a la que Borg se retiró del tenis competitivo, cansado y saturado de viajes y competencias, tras haber perdido las finales de Wimbledon y US Open contra John McEnroe.
El caso de “Rafa” parece totalmente distinto, se lo ve motivado, con la misma ambición y fortaleza física y mental de siempre, si logra mantenerse libre de lesiones, puede sumar algunos títulos más en los Slams e ir en busca de algo que parecía inalcanzable: igualar o superar las 16 coronas de Federer.
“Rafa” demostró con este triunfo, que no se resignó nunca a estar a la sombra de Djokovic, pues si bien el serbio fue ampliamente superior el año pasado, derrotándolo en siete finales, incluyendo la del abierto de Australia en enero de este año, el español no se rindió e hizo cambios importantes, mejorando su servicio, jugando más cerca de la línea de base, buscando hacer más daño con su forehand y terminando más jugadas acercándose a la red.
Él sabía que de mantenerse jugando de la misma manera, iba a tener las de perder cada vez que se enfrentara a “Nole”, pero es justamente ahí donde vemos voluntad férrea de “Rafa”, el estar dispuesto a implementar estos cambios solamente por un rival, puesto que su forma de jugar de siempre le bastaba para superar al resto, esta es la marca de un gran campeón, que no se conforma jamás con ser segundo.
Al derrotarlo, “Rafa” le impidió a Djokovic convertirse en el primer jugador desde Laver en 1969, en poseer simultáneamente los títulos de Wimbledon, Us Open, Australia y Francia, sin embargo, él mismo reconoció que Nadal es el mejor jugador del planeta sobre polvo de ladrillo.
Con los tres triunfos sobre “Nole”, en las finales de Montecarlo, Roma y Roland Garros, el español recuperó la supremacía mental que había perdido con el serbio el último año y es ahora Djokovic a quien se lo nota con dudas en los momentos más importantes, recordemos que la final de Roma la perdió con una doble falta en un momento clave del tie break del segundo set. En París, cuando el partido estaba muy apretado, 2 sets a 1 y sacando 5-6 y 30-40, lo cayó con una doble falta.
“Nole” buscará defender su corona en Wimbledon y tomarse la revancha con “Rafa”; Federer irá a Londres en pos de su séptima corona y decimoséptimo trofeo de Grand Slam, sabe que el césped es la superficie sobre la que tiene actualmente mayores posibilidades de conseguirlo. Personalmente, pienso que puede ser su última oportunidad de lograrlo.
“Rafa” comenzó su preparación en hierba un día después de la final en Francia, el martes ya estaba entrenando en Halle, Alemania, donde ayer cayó por 6-3 y 6-4 ante el local Philipp Kohlschreiber, así es el circuito profesional de tenis, casi no ha tenido tiempo de celebrar y disfrutar su histórico triunfo en París y ya tuvo que viajar y empezar su adaptación sobre una superficie totalmente diferente.