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El Telégrafo
Víctor Fagilde

Columnista invitado

Naciones Unidas y España

Columnista invitado
18 de julio de 2015

Se aproxima, inexorablemente, la fecha límite para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio por lo que, ante el éxito de participación y resultados de ese ambicioso ejercicio, se ha generado la necesidad de promover en su lugar una nueva agenda compartida que, ya desde este mismo año, se convierta en el marco común para la acción sobre el desarrollo de los países.

Impulsado por Naciones Unidas, en 2012 se emprendió un proceso a nivel mundial encaminado a definir y perfilar los nuevos objetivos del desarrollo, que fuesen capaces de ser inclusivos y con el desafío de fomentar el equilibrio entre el crecimiento económico, el progreso social y la sostenibilidad ambiental. Estas nuevas prioridades de desarrollo han sino llamadas Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), nuevo parámetro generador y catalizador de la agenda social global.

El compromiso español con esa nueva agenda se instrumenta en el establecimiento, en 2014, del Fondo para el logro de los ODS, a la que aporta 80 millones de dólares. En Ecuador, ese Fondo pondrá en marcha un proyecto -desde este año hasta 2017- que se presentó formalmente el pasado 17 de junio en Ibarra, con asistencia de Gabriela Rosero (Seteci), el prefecto de Imbabura, Pablo Jurado; el viceministro de Desarrollo Rural, Jamil Ramón; el representante del Sistema de Naciones Unidas en el país, Diego Zorrilla; y este embajador. El proyecto está encaminado a disminuir la malnutrición infantil, a la mejora de la producción agropecuaria y al acceso a alimentos sanos en la provincia de Imbabura, trabajo que beneficiará a 1.200 familias del ámbito rural de los cantones de Ibarra, Cotacachi y Pimampiro, y a 580 niños en condiciones de nutrición mejorables.

Para promover mejoras en la calidad de vida de las poblaciones más vulnerables, se apoyará, en el marco del proyecto, a las asociaciones de agricultores, se promoverá el acceso a los mercados formales, se impulsarán prácticas sostenibles y compatibles con el medio ambiente y se hará hincapié en el coliderazgo y participación de las mujeres. Se apoyará también al Gobierno central y a los gobiernos autónomos descentralizados en sus políticas sobre desarrollo productivo para Imbabura y a Ecuador en su decisión de cambio de la matriz productiva.

El proyecto, además, permitirá trabajar, simultáneamente, en los objetivos productivos y en las necesidades nutricionales de las poblaciones menos favorecidas de Imbabura, aprovechando el inmenso potencial de cultivos andinos, como la quinua y el altramuz, productos ambos que destacan por su alto valor nutricional.

Esta iniciativa se lleva a cabo bajo un Comité Directivo en el que participan el Estado ecuatoriano, el Sistema de Naciones Unidas y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), aportando España la mitad de la financiación ($ 1,5 millones), y el Sistema de Naciones Unidas la otra mitad y la gestión. Da gusto jugar en este equipo. (O)

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