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El Telégrafo

Murray cambió su mentalidad

15 de septiembre de 2012

La final masculina del abierto de los Estados Unidos debió jugarse el lunes 10 de septiembre debido al retraso en la programación que sufrió el torneo a causa de la lluvia, el viento y las condiciones climáticas adversas que obligaron a la suspensión de muchos partidos durante los 15 días de juego.

Llegaron a la final el # 2 del mundo Novak Djokovic y el # 4 del ranking, el escocés Andy Murray. El # 1, el suizo Roger Federer, había caído eliminado en cuartos de final frente a Thomas Berdych; y el # 2, Rafael Nadal, afectado por una fuerte lesión en una rodilla, era noticia por su ausencia.

“Nole” llegaba a la final como el gran favorito a revalidar el título de 2011. Iba por su sexto trofeo de Grand Slam.
Murray llegaba en su mejor momento tenístico, con grandes resultados, tras llegar a la final de Wimbledon y ganar la medalla de oro en los JJ.OO. de Londres, derrotando nada menos que a Djokovic en semifinales y arrasar a Federer en la final. La única duda era si sería capaz vencer al serbio en la final de un Grand Slam. Andy ya había estado en esa situación en cuatro ocasiones, perdiendo las finales del US Open 2008, del abierto de Australia 2010 y 2011, con el mismo Djokovic y la del último Wimbledon contra Roger.

El escocés es reconocido desde hace algunos años como un jugador de gran talento, capaz de vencer a los mejores, de ganar torneos menores, pero que aparentemente carecía de la mentalidad necesaria para ganar uno de los cuatro grandes, y compitiendo en la misma época con tres de los mejores de la historia: Federer, Nadal y Djokovic, la tarea no era nada fácil.

Si a todo lo anterior le sumamos el peso de las expectativas propias y ajenas con los británicos esperando ver a uno de los suyos coronarse en un Grand Slam, algo que no ocurría desde que Fred Perry lo consiguiera en 1936, la presión se volvía abrumadora.

Pero este Murray no es el mismo que se dejaba llevar por la negatividad, que no controlaba su temperamento en situaciones difíciles. El oro olímpico lo hizo creer en sus posibilidades, en sus fortalezas, había vencido a Federer, el mejor tenista de toda la historia, en tres sets corridos y sobre su superficie favorita, la hierba.

En la final, Andy supo manejar las difíciles condiciones, el frío y el fuerte viento que impedía que ambos jugasen su mejor tenis. El primer set duró 1 hora 27 minutos y se decidió 12-10 en el tie break; el segundo también lo gana Murray apretadamente 7-5, el serbio se recupera y gana el tercero 6-2 y el cuarto 6-3, todo parecía estar a su favor, pero Andy encuentra nuevamente su primer servicio, retoma la iniciativa y la agresividad en los peloteos y se lo ve más entero físicamente que a “Nole”, con ventaja de 5-2  saca por el partido y tras una devolución de derecha larga de Djokovic, se corona campeón del US Open 2012, tras 4 horas 54 minutos, e igualar en tiempo el duelo más largo del certamen, el de la final entre Iván Lendl y Mats Wilander en 1987.

Pocos pensaban que Murray se recuperaría de la pérdida del tercero y cuarto sets y que se autodestruiría, como lo ha hecho en otras ocasiones, pero Andy demostró que eso quedó en el pasado y que este puede ser el primero de muchos grandes éxitos, que tiene la madurez necesaria, la mentalidad de campeón, que su triunfo olímpico no fue una casualidad ni un hecho aislado, sino el inicio de una cadena de triunfos.

Un factor muy importante en el cambio de mentalidad de Andy es, sin lugar a dudas, la incorporación  del mítico Iván Lendl como su entrenador, el checo-americano fue # 1 del mundo durante muchos años, ganó 8 Grand Slams durante su carrera, pero al igual que su “pupilo” perdió las cuatro primeras finales que disputó  y también fue injustamente acusado de no ser lo suficientemente fuerte mentalmente, de ser un excelente jugador, pero no un verdadero campeón, y de que no iba a ganar un grande nunca.

Todo eso cambió cuando Lendl remontó una desventaja de dos sets a cero y derrotó al entonces # 1 mundial, el americano John McEnroe en la final de Roland Garros 1984. Con el paso de los años, Lendl fue reconocido y temido por su gran fortaleza mental.

Murray ha tenido varios entrenadores a lo largo de su carrera, y todos le han aportado algo a su juego. Entrenó en Barcelona en la academia Sánchez Casal y en su época de juvenil viajaba a los torneos con el colombiano “Pato” Álvarez; posteriormente trabajó con el americano Brad Gilbert,  quien había entrenado anteriormente a Andre Agassi  y Andy Roddick; luego, durante casi tres años, entrenó con Miles Mclagan, ex tenista Copa Davis británico y también de origen escocés y quien, además, tenía una buena amistad con Andy. En esa época se incorporó a su equipo técnico el español Álex Corretja, ex número 2 mundial y dos veces finalista de Roland Garros, pero su presencia ocasionó discrepancias con Maclagan, que fueron la causa de la terminación de la relación laboral de ambos.

Hace ya más de un año viajaba como entrenador de Andy el venezolano Daniel Vallverdú, de 26 años de edad, su amigo desde la época en que ambos entrenaban juntos en la academia Sánchez Casal. Los resultados eran buenos, pero la adicción de Iván Lendl, con todo su bagaje de experiencia, su ética de trabajo, su obsesión por ser siempre el mejor tenista, solamente podía ser beneficiosa para Murray. La presencia constante en la carrera del escocés continúa siendo su madre Judy, quien también es entrenadora de tenis y lo acompaña prácticamente todo el tiempo, a todos lados.

Definitivamente veremos a Murray y Djokovic peleando palmo a palmo la próxima temporada por la supremacía del tenis mundial, ambos tienen apenas 25 años y pasan por un gran momento tenístico, mientras que Nadal lucha por recuperarse de sus lesiones y no sabemos por cuánto tiempo más tendremos a su “Majestad” Roger Federer, que ya cumplió 31 años de edad. Este podría ser solamente el comienzo de una rivalidad épica.

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