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El Telégrafo

Mucho ojo a los confabuladores con sueldo

17 de julio de 2012

El nuevo libreto que usan ahora quienes derrocan gobiernos progresistas en América Latina es muy diverso al que empleaban en la década de los sesenta. Ya no hay más dictaduras militares. Actualmente recurren al uso espurio y acomodaticio de imprecisas normas constitucionales, y así evitan la impaciencia o fastidio que puede originar una reacción violenta y sanguinaria contra los favorecidos por el golpe.   

Todo presidente latinoamericano que no les compre armamentos, no obedezca las perversas recetas fondomonetaristas, dedique su esfuerzo al bien común y a satisfacer elementales necesidades de los más pobres, y busque nuevos mercados para sus productos, es considerado como si cometiera actos violentos contra la ley, o los consejos de la sana razón, y son derrocados “constitucionalmente”. 

Las razones por las cuales se hizo tan manejable y expedito este malvado  proceder se debe a dos factores. El primero es que la desinformación producida por las imprentas dedicadas al negocio de la información pública, a veces, logra quitarle apoyo popular al Presidente; y el segundo es la aceptación incondicional, ruin y traidora de los vicepresidentes, que generalmente proceden de alianzas con partidos dizque afines.

Pero este hand book de exitoso resultado en otras latitudes de la región, se estrella con la realidad ecuatoriana. Rafael Vicente Correa Delgado tiene hoy 84% de aceptación popular y no requiere de algún acuerdo partidista que le imponga un compañero de papeleta para poder ganar la elección del próximo año.

Ergo, es competencia exclusiva del único líder de la Revolución Ciudadana escoger bien al adecuado y preciso compañero, o compañera, para ser su binomio. Cuidado elige a un confabulador a sueldo, que por acción u omisión  pueda dar al traste con el proyecto de gobierno que está sentando las bases para un país soberano, unido, progresista y solidario. Ya ha sufrido demasiadas traiciones de “muy leales” amigos y compañeros de marcha, como para que no cometa los mismos errores.

La elección presidencial del próximo año es mucho más trascendente que la del 27 de noviembre de 2006, porque conlleva el ajuste, la firmeza y el cierre de la primera etapa de la Revolución Ciudadana, que debe traer la identidad de  propósitos y acciones, las necesidades de los diversos sectores sociales.

Y si dentro del enredo que con tanta maña y disimulo conceden a la Asamblea Nacional las nuevas técnicas del golpe  de Estado “constitucional”, se impone la necesidad de que ahí nunca más estén tránsfugas, buenos únicamente para lograr su lucro personal.

A esta altura de la lucha ya es hora de que Alianza PAIS tenga un paradigma de lo que debe ser un o una asambleísta, y los cuadros para escoger a los mejores.

Hace cinco años un tambor está marcando el paso a la nación ecuatoriana. Los cobardes, torpes, despistados y renuentes a marchar a ese ritmo causan mucho daño al gran batallón de seguidores de Rafael Vicente Correa Delgado. Al tropezarse y caer, los pazguatos van empujando y lesionando a muy importantes soldados de la Revolución.

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