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El Telégrafo
Guido Calderón

Movimiento político turístico

13 de julio de 2014

Existe una ley no escrita que se cumple a rajatabla y es que la gente vinculada al turismo ‘no se mete en política’, y menos en procesos electorales llenos de agresiones de todo calibre, lo que no empareja con la ‘industria de la amabilidad’ que es el turismo.

En otras actividades económicas esta ley no existe, así que tienen y han tenido representantes en la política ecuatoriana, que de una u otra forma, han ‘empujado el agua a su molino’, lo que en unos casos ha fortalecido al sector que representaban y en otros, por el uso y abuso de las dignidades electorales, los ha devaluado y forzado a procesos de extinción, dejando desamparados a los sectores que inicialmente se propusieron defender en la arena política.

Esta falta de representantes partidistas del turismo tiene al sector ‘abandonado’ políticamente, es un sentimiento generalizado, al menos en los ‘viejos hoteleros’ que es el segmento que se considera más fuerte —por la cantidad de gente involucrada— y donde más se ha rehuido a las campañas electorales. La ‘nueva generación’ de hoteleros no piensa igual y considera que se debe empezar un proceso de organización político-electoral del sector turístico, aprovechando el derrumbe de tiendas partidistas cuyas propuestas han perdido todo respaldo y la necesidad de plantear a la sociedad ecuatoriana propuestas políticas refrescantes, con la ventaja que el turismo engloba a infinidad de actividades —viejas y nuevas— que también buscan un espacio electoral.

Un movimiento político turístico, no aspiraría a la Presidencia de la República, pero sí a conducir los gobiernos seccionales, donde —con desesperación— vemos a personas sin conocimientos en turismo, determinar el destino de los recursos locales en propuestas sin sustento técnico, que no atraen turistas sino que los alejan, enviando al tacho de basura muchos emprendimientos, capitales y fuentes de empleo, al punto, que la mayor ‘competencia desleal’ son gobiernos seccionales pésimamente administrados, pero que, de formarse este movimiento político turístico habría opción para que sean conducidos por personas con experiencia en la actividad turística, que cada día es más importante para toda ciudad… y el país.

La idea está en el aire, los espacios electorales vacantes, propuestas políticas refrescantes son necesarias, las competencias están descentralizadas a los municipios.
Tenemos un turismo en crecimiento que debe ser apoyado desde sus bases y las nuevas generaciones del sector turístico no tienen miedo de pisar la arena electoral.

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