En 1955, en nuestro país aparecieron unas octavillas, en las que se atacaba con dureza al primer mandatario de ese entonces y a sus ministros. A las pocas semanas, la circulación de las hojas volantes fue de alcance nacional, pero también en un similar lapso de tiempo se supo que el autor de los panfletos era un oficial de las FF.AA., retirado, hijo y hermano de expresidentes ecuatorianos. Él -con evidente instinto político- con sus acciones aspiraba a obtener réditos electorales frente a los futuros comicios generales de 1956, como efectivamente sucedió; fue designado vicepresidente en la fórmula presidencial del Frente Democrático, unión de grupos de centroizquierda en la que estaba incluido el Partido Comunista.
En cuanto al proceder y al autor de las volantes, la sal quiteña lo bautizó como ‘las mil hojas del teniente’. La sabiduría del pueblo testimoniaba la ondulante y hasta interesada función de los publicistas de ocasión, aunque debe reconocerse, en este caso, que la impresión y distribución de los escritos eran pagados de su peculio.
Hoy, después de casi 60 años, el diario EL TELÉGRAFO ha publicado la especie de la creación de una fundación con el mismo nombre con que el ingenio popular calificó una vez una actitud circunstancial: Mil hojas, auspiciante de la agencia de noticias Tamia News, con parecidos objetivos partidistas y ambiciones de poder de las que se esgrimió en la campaña política de antaño de aquel teniente, pero obviamente diferentes en su gestión económica. Los recurrentes pedidos de dinero, que sustentan los aparentes salvadores del estatus a ONG norteamericanas, siempre desveladas por la pérdida de espacios de los imperios en el continente, que financian proyectos en su defensa, condenando a Estados que en la estrategia global y de doblez de la CIA son rivales de EE.UU., son deleznables, a pesar de estar amparados en el inmoral precepto: “El enemigo de tu enemigo es tu amigo”. Por lo demás, las políticas de comunicación, que tan buenos resultados le dieron al capitalismo durante la Guerra Fría, ahora en Latinoamérica, son las únicas posibilidades de restauración que tienen los poderes fácticos para solventar el culto a la ganancia y el despotismo, que es su ideal. Al margen de los nombres de los que sustentan esta iniciativa empresarial de dudosa virtud, vale la pena señalar que en el plan de la fundación se prevé que la sede de la agencia se ubicara en Panamá, desde donde se enviarán las notas y comentarios, obviamente, contrarias a nuestras patrias, ahora libres. Sedicente intención de crear un archivo de infamias, con evidentes y protervos fines.
Y es que esta maniobra tiene dedicatoria para poder denostar a los gobiernos progresistas de la región y a la situación revolucionaria existente, utilizando la desgastada técnica periodística del ‘rebote’, o sea publicar en el exterior un determinado suceso o la opinión de algún experto a contrato, para reproducirlo a renglón seguido en cualquier forma de difusión, burlando las leyes de comunicación y generando opiniones sesgadas, tal como lo hicieron las dictaduras de Pinochet y Videla para justificar los horrendos crímenes de lesa humanidad que cometieron, calumniando a la resistencia de izquierda y a los pueblos que sojuzgaban. Está claro entonces que la burguesía mediática, vestida de frac liberador, pero con inconfesada mentalidad reaccionaria y codicia política, matriculada ya en la organización, es la cara visible del revanchismo ideológico conservador, dogmático y abusivo. Pero habrá que enfrentarlo con la verdad, la justicia, el apoyo popular y las armas inolvidables de Anatole France, la ironía y la piedad. Y Ecuador vencerá.