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El Telégrafo

Microempresas, subempleo e informalidad (I)

16 de enero de 2012

En nuestro paisaje urbano es común observar en las calles, de las principales ciudades del país, vendedores ambulantes y comerciantes minoristas que expenden artículos, muchos de ellos importados, que son adquiridos a distribuidores y almacenes grandes. En Guayaquil, gran parte de esos productos es comprada en la Bahía y, en Quito, en Ipiales. Algunos de los artículos nacionales, como ropa y zapatos, que venden los ambulantes y minoristas, son producidos en las zonas marginales, a veces copiando a marcas reconocidas y, otras veces, con su propia marca.

Igualmente en el centro y suburbios de las ciudades nos encontramos con una carretilla o locales  de reparación de electrodomésticos, relojes, radio y TV, etc.; prestadores de servicios personales, como peluquerías, gabinetes de belleza, etc.; prestadores de servicios productivos: mecánicos automotrices, electricistas, gasfiteros, etc.  Esta es una realidad, no solo de nuestro país sino de Latinoamérica y de otros continentes.

Este segmento de la economía los estudiosos lo han llamado sector informal urbano (SIU) o economía informal y los más radicales lo tildan como economía popular y solidaria (EPS), pero en la que incluyen otra serie de categorías. La característica común del SIU o EPS es que han creado su propio empleo, o sea autoempleo como una forma de subsistencia ante la imposibilidad de obtener un empleo formal en una empresa. Esta lógica de sobrevivencia ha conducido a una estrategia de reducción de costos no pagando impuestos, no afiliando al Seguro Social, no respetando las leyes laborales, utilizar la vivienda para instalar su negocio, etc. Se trata de otro segmento del mercado de trabajo, el empleo informal que tiene características diferentes al del empleo formal.

Este mundo informal no es insignificante, según cifras del INEC para 2010, representaba el 44,6% de la PEA, esto es, cerca de 2 millones de personas. O sea, daba ocupación a 4 de 10 integrantes de la PEA. De acuerdo con el documento “Sector informal y subempleo”, del MCPE, de las 5 ciudades del país estudiadas, Ambato tenía el 53,7%, Guayaquil 45,6% y Machala 44,8% de informalidad. Del total del SIU, en 2010, el 67,3% era subempleado y 32% ocupado pleno. O sea, dos terceras partes del SIU son subempleadas. Sin embargo, de acuerdo a la misma fuente, el 78,3% no es pobre, pero el 55,7% de los informales ganaba menos del salario mínimo vital. Del SIU en 2010, en Machala 22,5%, Guayaquil 17,2% y Quito 14,2% son pobres.

Este mundo informal, que ha sido invisibilizado, aporta a la economía del país, no tanto en producción sino en ocupación. Lo fundamental de la informalidad es el emprendimiento. ¿Cuánta sería la violencia y la delincuencia  en el  país sin los informales y los migrantes? Con su trabajo diario han logrado mantener a su familia y aportar al país. 

Parte de ellos es de subempleados y pobres, o sea que su ingreso no alcanza a cubrir su canasta básica. Son emprendedores, formadores, innovadores, creativos y productivos. Por todo ello requieren apoyo gubernamental.

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