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El Telégrafo

México y la violencia

12 de febrero de 2014

Cuando era niño me evocaba imágenes de alegría, de espectáculo; estaban los mariachis, el aroma de la comida, la cultura, sus grandes muralistas y pintores, las pirámides prehispánicas. Sobre este paisaje ha caído la sombra. México ahora es sinónimo de violencia ligada a los carteles del narcotráfico, al paramilitarismo, a las autodefensas. También alude a una creciente desestructuración social y económica. Neoliberalismo.

México sería el ejemplo más claro de la vitrina neoliberal, que fue estrenada en forma oficial durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, entre 1988 y 1994. La adopción de la fórmula mágica del neoliberalismo tuvo claros impactos en la economía y la sociedad mexicanas. El movimiento zapatista irrumpió en la escena política, mediante una acción militar, en 1994, cuando entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), formado por México, Canadá y Estados Unidos. Bill Clinton, en su primer mandato entre 1993 y 1997, se constituyó en el abanderado de la propuesta regional, para vender el proyecto del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y los TLC como mecanismos que aseguraran el sometimiento de los países latinoamericanos.

México es un caso extraño de extraordinaria densidad cultural con absoluto entreguismo económico.El levantamiento zapatista, con su brazo armado, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional -bajo la conducción del ya legendario subcomandante Marcos-, se produjo en el estado de Chiapas, que es uno de los estados mexicanos que cuenta con grandes recursos naturales, como hidroelectricidad, petróleo, minas, madera y tierras fértiles para la agricultura. Fue un movimiento organizado para rechazar la situación de extrema pobreza de la población campesina e indígena de todo el país, que reivindicaba la propiedad sobre las tierras arrebatadas históricamente a las comunidades rurales, los derechos colectivos y la participación de los pueblos indígenas en la gestión del Estado. En el período de insurgencia del EZLN, Chiapas era uno de los estados mexicanos con mayores desigualdades sociales, donde persistían antiguas estructuras sociales y políticas con carácter latifundista y autoritario.

Lo sucedido en México en los años noventa fue la respuesta social más radical y contundente al neoliberalismo, justo en el momento de la inauguración del TLCAN. Pero también podemos decir que fue, en cierta medida, una señal de aviso de aquello que los movimientos sociales latinoamericanos podían generar como respuesta radical a las condiciones de extrema injusticia, la defensa de sus recursos y las desigualdades que persisten en el continente.          

El TLCAN ha implicado una pérdida de soberanía en los temas de política económica más importantes, proceso que ha terminado con la decisión fatal de privatizar el área energética.

México es un caso extraño de extraordinaria densidad cultural con absoluto entreguismo económico, lo que hace ver el peligro de los tratados de libre comercio para el desarrollo de los pueblos, concebido este último como un proceso amplio, holístico, humano y trascendente.

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