Los medios “independientes”, tras una disimulada tregua, reacios a perder hegemonía en el control de la opinión pública, arman estrategias beligerantes contra el régimen del Buen Vivir, ahora, como conductores de la oposición, a falta de líderes en la derecha y a causa de la aplastante derrota electoral de los sectores políticos reaccionarios a los cambios estructurales que demanda el pueblo ecuatoriano.
Los medios de comunicación privados, prensa, radio y televisión van perdiendo espacio, a medida que la oligarquía se debilita y la partidocracia sucumbe, por el despertar de las grandes mayorías sociales que exigen mejores condiciones de vida y que han encontrado respuesta en el gobierno de la Revolución Ciudadana. Fernando Legrand, experto argentino en temas de responsabilidad social empresarial, explicaba recientemente en una entrevista: “Ya no hay medios en manos de periodistas ecuatorianos, los medios están en manos de empresas, y esas empresas no están haciendo lo suficiente en temas de responsabilidad social”. Como los dueños de esos negocios temen perder utilidades, comienzan a emprender nuevas y severas acciones para proteger lo que ellos llaman su cuarto poder, aunque los auténticos periodistas profesionales discrepen y se vean obligados a compartir la visión interesada del magnate de la empresa donde laboran, si es que desean conservar sus empleos.
La oposición mediática se rearma y asume el liderazgo. Sus acciones, aún dispersas, frecuentan diversas direcciones. Pretendiendo ocultar su vergüenza, un empleado del mayor diario, a nombre de la UNP, organiza un ridículo concurso para adular a la oligarquía y defender los intereses de su patrono con el pretexto de la libertad de expresión. Lean en un diario local un inmenso titular “Movimiento indígena se rearma para hacerle frente al Gobierno”. En el texto y entrevistas a seudodirigentes se revela un desesperado llamado a la insurrección contra el régimen de Alianza PAIS. Destacan en actitud cómplice y desleal las declaraciones del ex candidato perdedor Capriles contra el Primer Magistrado del Ecuador. Articulistas ya comenzaron a lanzar epítetos contra Rafael Correa. Un atrevido, que funge de payaso, endilga términos como “lengua de víbora”, no precisa para no caer en el delito de injuria. Retrocede y se oculta, porque conoce que en el gobierno de la Revolución Ciudadana ya funciona la justicia en el caso de los periodistas difamadores.
Hoy con una mayoría de patriotas, la Asamblea Nacional, sin postergación y por mandato del pueblo, aprobará, definitivamente, la Ley de Comunicación con la consiguiente defunción del mal llamado cuarto poder. Aunque la Ley de Medios garantizará el ejercicio de un periodismo serio y la difusión de la verdad, la guerra mediática se intensificará con el apoyo de instituciones serviles y sus periodistas asalariados. Con el nuevo documento, la libertad de expresión regirá y funcionará como derecho ciudadano, y no solo en el periodismo comercial, convertido hasta ahora en obstáculo para la consolidación del Socialismo Siglo XXI.