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El Telégrafo

Medicina y política

01 de febrero de 2014

La medicina (alopática o biomedicina) es el ejercicio científico del método clínico, basado en evidencias, para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades (y traumas) del cuerpo biológico individual. Desde el Renacimiento (anatomía, circulación de la sangre) reemplazó la verdad de la fe con la verdad de la ciencia, aunque se divorció de la subjetividad (el ‘alma’) que quedó en manos de la religión. Floreció con la Revolución Industrial (siglos XVIII y XIX) y sobre todo en el siglo XX con el desarrollo tecnológico de nuevos equipos para el diagnóstico y tratamiento (rayos X, laboratorios, etc.), de la cirugía y la teoría unicausal con el apogeo de medicamentos (antiparasitarios, antibióticos). Las mercancías tecnológicas dieron a la industria médica y a las empresas hospitalarias un inusitado rol en el mundo capitalista moderno.

El actual Gobierno ecuatoriano inició la política de cobertura universal y gratuita de los servicios de salud.   Es el que más ha apoyado al sector en toda la historia, en lo político y financiero (inversión y operación de servicios con más personal y mejores salarios) y la inédita oferta de becas nacionales y en el exterior. Entre sus acciones en todos los campos está también el mejoramiento de la justicia. La Asamblea y el Ejecutivo, al considerar el nuevo Código Penal (COIP), abordaron, tras largos procesos de socialización, análisis y debates, con médicos, jurisconsultos, población en general, el tema de las sanciones para la mala práctica profesional, particularmente médica. Nadie se opone a las sanciones por descuidos, errores, negligencias, pero los médicos, ante el temor de subjetividades de interpretación de la ley y excesos en las penalizaciones, se sintieron muy fuertes como gremio en los debates técnicos y jurídicos ante la apertura de asambleístas y funcionarios. Por esto, lamentablemente, muchos pensaron que, como colectivo, podían ser una expresión política de oposición al Gobierno. Entonces, no fue suficiente que se dijera que, en el artículo 146, “tienen que existir las tres condiciones (peligrosa, innecesaria e ilegítima) para ser sancionados”, pues la lucha se tornó política.

El gremio, para cumplir el deber objetivo del cuidado, debe exigir las condiciones adecuadas para la más alta calidad, tanto de la justicia como de la formación médica y su ejercicio (gestión evaluativa, protocolos, procedimientos, óptima infraestructura, equipamiento), y tanto en el sector público como en el privado, dentro de un sistema de concepción integral de la salud.

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