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El Telégrafo

Maternidad anticipada

13 de abril de 2012

Referirse a la procreación en la población adolescente requiere el conocimiento necesario fruto de la experiencia profesional o de la estupefacción y las dificultades de los protagonistas y sus familias más cercanas. Las circunstancias de las relaciones sexuales de parejas menores de edad configuran estadística con guarismos significativos en su frecuencia y en la inconsciencia de la mayoría de quienes lo realizan. A pesar que esta problemática existe desde siempre, inclusive en la visión gubernamental, subsiste como una expresión negativa y persistente del convivir ciudadano,  no ha sido incluida hasta ahora en las políticas de salud en casi todas las naciones del continente americano.

En el Ecuador, hace décadas se consideraba el engendramiento precoz como un crepúsculo celestino que obnubilaba a los jóvenes y otros menos jóvenes provenientes de estratos deprivados tanto en lo económico como en lo cultural y en lo educativo, oriundas del medio rural y suburbano. En la actualidad la gestación adolescencial se manifiesta con iguales elementos etiológicos en casi todos los estamentos de la sociedad ecuatoriana, pero con nuevos factores de influencia sustanciales, socialmente ajenos a la propia naturaleza de los púberes, y que por tanto exigen definidos y modernos enfoques y observaciones en lo médico y en lo psicológico y en la protección de las menores grávidas y sus hijos.

Antes a las alumnas en estado de gravidez, en planteles educativos estatales y religiosos se las expulsaba de los colegios sin ningún miramiento, y a veces de sus propios hogares se las echaba a la calle a su suerte, o se buscaba el aborto como medida salvadora y sin ningún sustento terapéutico de apoyo, sea este psicológico u obstétrico. En gran medida el embarazo y la maternidad temprana solventan procesos de alta tensión emocional y muchas veces afectan gravemente la estabilidad de la progenia en un torbellino de culpas, arrepentimientos y represiones de connotación abusiva y con finales siempre trágicos.

Frente a la necesidad sentida de la información respecto a la vida de los jóvenes, padres y educadores deberían tener el acceso a elementos fundamentales en relación a la existencia de sus vástagos, son importantes los criterios axiológicos y los patrones conductuales que se esgrimen en la cotidianidad. El reconocimiento de la fisiología de las chicas y, por sobre todo, el diálogo profundo con la constelación familiar.

La segunda modernidad sorprende al mundo con las deformaciones en el campo ético y moral y con  prioridades del consumo perversamente sugerentes. Las volutas de la actividad de la libido y las resacas de los viernes son fuertes estímulos del amor adolecente y de sus consecuencias.

En el censo de población del año 2010, en nuestro país se mostraron cifras alarmantes respecto al tema que nos ocupa, el 17% de las madres de todo el país corresponde a menores de 17 años, de igual manera el 60% de los embarazos no fue planificado; una pubescente grávida constituye una paciente de alto riesgo a causa de la inmadurez de su cuerpo, con peligros subyacentes para el neonato y las frustraciones y alteraciones en su existencia,  generados por su condición de madre niña. Finalmente, las cuestiones de la actividad sexual y la fecundación prematura marcan la urgente intervención de las instituciones fundamentales: Estado, Familia y Academia.

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