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El Telégrafo

Maniobras de la oposición

09 de febrero de 2013

En un diario “independiente” local se publica un extenso titular escandaloso que dice: “Seamos claros: en el Ecuador hay dictadura”. Es la respuesta, en el transcurso de una  entrevista  de Carlos Solórzano, integrante del triunvirato efímero que, junto con Lucio Gutiérrez y Antonio Vargas, pretendió gobernar el país, a la caída de Mahuad, tras el feriado bancario.

El ex presidente de la Corte Superior de Justicia, a punto de convertirse en pequeño dictador; paradójicamente, ahora confundido o extraviado, en plena campaña electoral, se incorpora a la estrategia generalizada de columnistas privados y candidatos de la oposición, de tildar de dictador, tirano, acaparador de funciones y otros infundios al líder de la Revolución Ciudadana y candidato a la reelección presidencial, Rafael Correa Delgado.

Recordemos que el dictador en el ejercicio del poder político se convierte en tirano. Asume el mando por golpe militar. No admite actividades de los partidos y solo impera  su voluntad. En el Ecuador rige una Constitución aprobada por el pueblo, ahora en plena vigencia. Actualmente se vive un proceso electoral democrático. La oposición, con el apoyo de la prensa comercial, actúa con libertad. Insulta y agrede al régimen con la intención de fastidiar al candidato del Socialismo Siglo XXI. El 17 de febrero, los ecuatorianos, en goce de sus derechos, acudirán a las urnas para decidir el futuro del país. Es ya tiempo de razonar y ubicarse en la realidad.

Democracia y dictadura son términos antagónicos que no admiten confusión. Los tercos que se sienten derrotados -intencionalmente- distorsionan los conceptos con el desesperado afán de promover confusión en la ciudadanía.

El periodismo privado, en los últimos días de campaña, reactiva sus acciones contra el gobierno de Alianza PAIS. Practica el sensacionalismo para escandalizar sobre un hecho de escasa relevancia que podría afectar al régimen, entrevista a mediocres sobre tema que desconocen e intenta darle vida artificial a los rezagos de la partidocracia.

Los presidenciables de la oposición, en su angustia por alejarse de la cola, con el asesoramiento de periodistas privados, difunden antojadizas versiones, sin fundamento. De un lado, Lucio Gutiérrez, ex militar derrocado, pregona que se prepara un fraude en las urnas; y de otro ángulo,  el ex banquero, aliado de la rancia oligarquía, denuncia, sin pruebas, que el candidato de alianza PAIS recibe recursos del Partido Socialista Unido de Venezuela para la campaña presidencial.
Con seguridad,  en los últimos días de propaganda proselitista, la oposición y los periodistas comerciales arreciarán maniobras para desprestigiar la pureza del sufragio e insistirán que con el triunfo de Rafael Correa se consolidará la dictadura constitucional.

El líder de Alianza PAIS explica, en su recorrido por todos los rincones de la patria, que al pueblo ecuatoriano le asiste el derecho de pronunciarse en las urnas por quienes serán sus gobernantes y legisladores, y que su veredicto será inapelable.

Los ecuatorianos ya no se dejan engañar y están conscientes de que Ecuador requiere cambios más radicales en la estructura del Estado y nuevas formas de institucionalidad.

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