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El Telégrafo

Mal año, buen año

09 de enero de 2014

Mal año para la CIA y sus pares diabólicos: la NSA y el Pentágono. Mal año para el imperio y sus socios de la vieja Europa. La CIA y su gemela, la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de los Estados Unidos, quedaron al desnudo como lo que son: centros mundiales del espionaje, el terrorismo, el intervencionismo descarado, aun dentro de los gobiernos de países ‘amigos’. Quien les dejó en cueros fue nada menos que un norteamericano preparado por ellas, técnico de punta, sabio en la materia: Edward Snowden, hoy refugiado en Moscú para ayudar a la humanidad con sus luces y, a la vez, librarse de la silla eléctrica, ya preparada por las hordas neohitlerianas que mandan en el complejo militar-industrial-financiero denunciado hace décadas por el general Eisenhower, que no era ningún santo.

Mal año para la CIA, al punto que uno de los más agresivos voceros imperiales, The Washington Post, acaba de ponerla en la picota a través de informaciones irrebatibles sobre la conducción del siniestro organismo en la guerra interna de Colombia, iniciada prácticamente el 9 de abril de 1948 con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, el líder demócrata cercano al socialismo, que idolatraban las masas hambrientas y excluidas de  su patria. Guerra que no solo mata colombianos sino también ecuatorianos, y que arrasa territorios allá y acá, y que destruye los cultivos y la biodiversidad en las zonas fronterizas de los dos países, con glifosato y otros venenos, bajo el pretexto de combatir el narcotráfico, de cuyos ingresos en billones de dólares se alimenta cabalmente la banca norteamericana.

Mal año para el capitalismo salvaje, pero bueno para gran parte de la humanidad, sobre todo para aquella que rompió la dictadura unipolar   yanqui.Mal año para el Pentágono y su descomunal muñeco, la OTAN, cuyos batallones de mercenarios y grupos de terror no han logrado derribar al Gobierno de Siria porque el pueblo lo apoya, y que andan con el rabo entre las patas en Irak, Afganistán y Libia, gracias a la resistencia tenaz y heroica de sus respectivos pueblos.

Mal año, en fin, para el imperio criminal y soberbio, así como para sus socios europeos, cada vez ahogándose más en el pantano de un capitalismo decadente, de cuya putrefacción están naciendo los brotes de una revolución continental que tarde o temprano -y más temprano que tarde- hallará su propia vía socialista.

Mal año para el capitalismo salvaje, en su conjunto, pero buen año para gran parte de la humanidad, especialmente para aquella que ha logrado romper la dictadura unipolar de los yanquis, como los BRIC (Brasil-Rusia-India-China) y otras naciones lanzadas por el camino de la independencia y la soberanía.

Camino por el cual marcha cada vez con mayor fuerza el conjunto de pueblos latinoamericanos y caribeños, que justamente celebran este 1 de enero los 55 años del triunfo de la Revolución cubana, que es un triunfo de todos ellos, por encima de discrepancias y diferencias, pues afirma la convicción de que la dominación imperial no es un mal eterno, y que hay un más allá aquí en la Tierra. Un más allá de libertad, justicia y alegría.

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