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El Telégrafo
Lucrecia Maldonado

Madurez… madurez…

23 de julio de 2014

Un joven riobambeño gana un premio por imitar a un cantante popular. Un asambleísta de Alianza PAIS emite una felicitación por este ‘triunfo’, felicitación firmada por una de las vicepresidentas de la Asamblea: la doctora Rosana Alvarado. La fotografía de la felicitación se vuelve ‘viral’ en redes sociales. Algunas personas comienzan a comentarla en el ya conocido tono de a los que todo les parece mal. Algunos artistas se sienten menoscabados. Y los medios de comunicación privados opuestos al Gobierno… ¿adivinaron? ya están dándole al tema una importancia también digna de mejor causa.

Este incidente, aparentemente poco importante, conduce nuevamente a reflexionar respecto de la condición humana. Porque, sí, Johnny Patricio Galarza ha ganado un premio, pero… ¿realmente es para tanto? Ganar el concurso ‘Yo me llamo’ por imitar a Rudy la Escala no es precisamente el Oscar, el Cervantes o el Nobel de cualquier cosa.

Pero además está Mauro Andino, el asambleísta que, pletórico de orgullo, ‘solicita’ esta felicitación para su paisano. Cabe una pregunta: en el intrincado mundo de la Asamblea Nacional, con todos los procesos que se viven y los conflictos a la orden del día, este entusiasta asambleísta… ¿no tendrá otra cosita que hacer? Y está, por supuesto, la firma de la vicepresidenta Rosana Alvarado. Más comprensible: se debe tener mucho qué firmar en ese difícil lugar. Papeles van, papeles vienen, una firma más, una firma menos. Qué más da hacer feliz a alguien con una felicitación…

En penúltimo lugar, están los artistas ofendidos hasta el llanto por esta felicitación. Cabe otra pregunta: ¿por qué se ofenden tanto? ¿Acaso valoran tan poco su trabajo que necesitan, como niñas y niños pequeños, que se les esté felicitando cada media hora para asegurarse de que lo que hacen es bueno? ¿Acaso tienen, como artistas, una autoestima tan baja que basta un ‘desliz’ legislativo para echar por tierra su propia apreciación?

De los medios y su maquiavélico uso de la noticia ya ni siquiera haría falta decir nada. Nos vamos acostumbrando a este tratamiento de todo tipo de situaciones, que dejan de lado lo realmente importante para priorizar una bronca sin solución posible, y por los métodos que sean. No sorprende que se hagan eco de la indignación de los artistas y que dejen a la vicepresidenta y al asambleísta muy mal parados. Pero a ellos y a todos los participantes en este ‘artisticidio’, público incluido, parecería ser que, en últimas, lo que más falta les hace es madurez.

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