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El Telégrafo
Ivanna Zauzich

El machismo en las cocinas

15 de febrero de 2022

Existe una cultura de acoso normalizada de la que nadie habla, excepto cuando ocurre algo como aquel programa deportivo donde un reconocido periodista le dijo a la presentadora, la única mujer del programa, que estaba “buena” y la respuesta de ella fue una incomodidad que se podía palpar a través de la pantalla. Esto generó una avalancha de críticas en redes sociales, y hasta fue tendencia en Twitter, en Ecuador, el domingo 13 de febrero de 2022.

 

Para muchos internautas esto es causa del ámbito que escogió ella para ejercer: el periodismo deportivo, porque es una rama naturalmente para hombres. Eso ya es un pensamiento machista, pero lo cierto es que en las cocinas del mundo también se experimenta machismo y acoso, y en teoría este nicho le pertenece a la mujer, lo que también es un pensamiento machista. Es cierto que las mujeres siempre estuvimos ahí, con nuestras recetas dando de comer a la familia, pero cuando la cocina se industrializó fueron los hombres quienes se profesionalizaron, porque ellos tenían más acceso a la educación, y así se terminó convirtiendo en un negocio de hombres. De hecho, de los 195 restaurantes con alguna estrella Michelin en España, solo 18 tienen a una mujer como cocinera: 9,2% que es un porcentaje que se replica en otros países. Mientras que un estudio llamado “Alimentación, Sociedad y Decisión Alimentaria en la España del siglo XXI”, elaborado a partir de más de 2.000 entrevistas por la Fundación Mapfre y la Universidad San Pablo de Madrid, indicó que solo la mitad de los hombres sabe cocinar frente al 93% de las mujeres.

 

El trabajo de cocina no es fácil: largas jornadas de pie con exposición al calor; estar horas antes de comenzar la atención para realizar el mise en place, ​un término que se emplea en gastronomía para definir el conjunto de tareas de organizar los ingredientes, que un cocinero requiere para los elementos del menú que se va a preparar durante un turno; lavar ollas gigantes durante el servicio; cargar aparatos pesados en la cocina. A pesar de ser un trabajo intensamente intelectual también lleva mucho trabajo físico. En este contexto muchas mujeres denuncian que son tratadas diferente por no poder cargar las ollas pesadas y terminan haciendo trabajos secundarios. En México, por ejemplo, muchas cocineras denuncian que les cuesta conseguir un empleo porque existe la posibilidad de quedar embarazadas y no poder cumplir con las tareas de esta profesión. De hecho, un estudio en 2021 indicó que el 60% de los estudiantes de gastronomía son mujeres, pero solo el 39% es empleada en cocinas y solo un 18% llega a ser chef, a pesar que el 93% de personas que cocinan en casa, en México, son mujeres.

 

El acoso también es una realidad. En las cocinas llenas de hombres se hacen chistes que incomodan, pero ellas solo se ríen y demuestran ser tan fuertes con ellos para mantener su trabajo y escalar puestos dentro de la cocina.

 

Muchos restaurantes no tienen un área de talento humano en la que se generen directrices de qué es acoso o abuso y se normaliza ese comportamiento. El problema de las cocinas, a diferencia de los programas deportivos, es que están encerradas y es imposible ver lo que se vive adentro. Lo que queda es que las nuevas generaciones que tienen más enfoque de género comiencen a respetar a sus pares, no porque tienen madres y hermanas, sino porque son personas que merecen respeto y trabajar en un ambiente laboral libre de acoso.

 

Esto no aplica a todos los restaurantes. En Ecuador, por ejemplo, he visto varios restaurantes dirigidos por mujeres y eso me encanta porque abre esa posibilidad que haya más participación femenina en la cocina. Sin embargo, todavía falta y existen testimonios que reflejan este machismo y miedo para denunciar. Falta mucho trabajo por hacer, pero al menos hoy existe la conciencia para lograr un mejor ambiente laboral para las mujeres en la gastronomía.

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