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El Telégrafo

Los sobrenombres de Eloy Alfaro

06 de diciembre de 2012

Siguiendo una tradición revolucionaria del siglo XIX latinoamericano, Eloy Alfaro recibió varios apelativos políticos, que le fueron puestos por sus amigos, tanto como signo de admiración, cuanto como seudónimos para ocultar su identidad.

El primer sobrenombre dado a Alfaro fue el de “Águila Roja”. Según Eloy Alfaro Reyes, ese nombre le fue dado por sus compañeros de lucha durante el combate del 5 de junio de 1864, en Manabí, primera victoria de los montoneros liberales alzados contra el régimen de Gabriel García Moreno.

Más tarde le pusieron otro apelativo con similar significación de ave de alto vuelo: el “Cóndor de los Andes” o simplemente el “Cóndor”. Parece que se lo puso el escritor colombiano José María Vargas Vila, pero hay constancia de que también fue usado por Martí y otros revolucionarios latinoamericanos para referirse a Alfaro.

En una carta de Vargas Vila a Martí, de 24 de diciembre de 1894, el panfletista colombiano le decía al Apóstol de la independencia cubana: “Llega la hora de incendiar con la fuerza del ideal, nuestros pueblos de Hispanoamérica, que tanto han sufrido por la separación. (…) Ud., el “Cóndor” y yo seremos fieles a la promesa de restaurar el ideal. Sé que Ud. entrará a sus 42 eneros con el renovado empeño de refundar naciones como un día lo juramos”.

Pero el más conocido de esos sobrenombres, especialmente en Ecuador, es aquel con que fue identificado en la última etapa de su vida: el “Viejo Luchador”. Era un nombre con variadas connotaciones, pues hablaba tanto de sus largas décadas de lucha por la reforma liberal, cuanto de la edad provecta a la que alcanzó finalmente el triunfo, pues en 1895 Alfaro tenía ya 53 años, que por entonces era una edad avanzada.

Este apelativo resalta todavía más cuando pensamos que entre ese triunfo revolucionario y sus últimos combates mediaron más de 16 años, con lo cual el hombre maduro que lideró la revolución del 95 era ya un anciano cuando fue asesinado en enero de 1912. Agreguemos que con este apelativo escribieron libros sobre Alfaro su admirador Eugenio de Janón Alcívar y también su opositor Luis Robalino Dávila.

En fin, también fue llamado el “General de las Derrotas”, remoquete de burla usado por sus enemigos conservadores antes de 1895, para referirse a su larga e infructuosa lucha por la reforma liberal en Ecuador. Tras su muerte, Alfaro ha sido llamado el “Garibaldi Americano”, por su antiguo secretario Ángel T. Barrera, que escribió un elogioso libro con ese título.

El “Montonero de Montecristi”, por el poeta manabita Horacio Hidrovo Peñaherrera. El “Viejo de Montecristi”, por el escritor quiteño Francisco Guarderas. El “Mártir de El Ejido”, por el historiador manabita José Arteaga Parrales. Y “Ciudadano de América”, por el general y doctor Ángel Isaac Chiriboga, un destacado intelectual ecuatoriano del siglo XX.

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