En los servicios de salud, particularmente hospitalarios, atienden médicos especialistas y superespecialistas para diagnosticar y curar las enfermedades del cuerpo biológico individual.
Ellos se han formado por muchos como cirujanos, clínicos, pediatras, ginecobstetras, traumatólogos, oftalmólogos, otorrinolaringólogos, infectólogos, radiólogos, psiquiatras, dermatólogos, etc. etc. Pero no solo en esas manos están los pacientes, también participan enfermeras, nutricionistas, sicólogos, trabajadoras sociales y varios otros profesionales.
Y no solo los hospitales son las estructuras que deben preocuparse de la “salud”, además hay muchos como ellos que atienden en centros ambulatorios y en la comunidad. Para esto se necesitan otros especialistas para la prevención de las enfermedades, para estudios epidemiológicos, para organización de servicios de “salud” que atiendan su promoción con la coordinación entre sectores, instituciones, disciplinas, culturas.
Los recursos humanos en salud merecen un análisis laboral especializado, pues tienen peculiaridades diferentes a las de otros sectores, tanto para su ejercicio como para su formación.
En la década de los 70 del siglo pasado la Organización Panamericana de la Salud propició en los Ministerios de Salud de cada país la creación de unidades denominadas de “Recursos humanos en salud” (área social que con la educativa son las más grandes en cuanto a número de personal).
Esto se daba por la enorme heterogeneidad de perfiles, competencias, descripción de sus funciones, niveles salariales, así como las características de su formación tecnológica y profesional universitaria. Esto aparte de la serie de recursos administrativos adicionales como guardianías, preparación de alimentos, cuidado de auxiliares, paramédicos, etc., que por tratar directamente con la vida humana debían capacitarse de modo especial.
Pocos años después las “Oficinas de personal” se denominaron de “Recursos humanos”, desapareciendo en los ministerios respectivos la denominación específica “de salud”. Eran tiempos en los que se consideraba la salud como un “recursos más”, en el contexto de “recursos económicos” materiales y financieros de la etapa neoliberal. Los requerimientos de salud eran “un gasto” que debía atenderse desde el bolsillo de los usuarios. Pero el talento en “salud” y para la “salud” merece una atención especial por parte del Ministerio de lo Laboral, tanto para su ejercicio como para su formación, y, lo primero, es tener conciencia del problema.