Los puentes son correcciones que el hombre hace a los trazados de la naturaleza. Desde tiempos inmemoriales, ahí donde el abismo o el río torrentoso impedían el tránsito humano, los hombres se empeñaron en construir puentes para unir orillas y comunicar regiones.
En muchas culturas, la construcción de vías y especialmente de puentes marcó la bondad y éxito de los gobiernos. Fueron famosos los puentes romanos, que a veces iban acompañados de acueductos y que aún hoy muestran por toda Europa el poder y la grandeza de esa cultura.
Su base constructiva radicaba en el arco, detalle constructivo heredado de los etruscos, que mantenía el equilibrio de fuerzas y pesos, desviándolos del centro hacia los laterales. Similar técnica de arcos fue empleada por los persas del siglo XVII para la construcción del famoso puente Khaju, en Isfahán.
Los mismos romanos iniciaron la construcción de puentes de hierro, que alcanzó su cúspide en Inglaterra, a fines del siglo XVIII, con la construcción del puente sobre el río Severn, hecho con 400 toneladas de hierro fundido. Más tarde, con el desarrollo del acero, un hierro carbonado de mayor resistencia, la tecnología de puentes daría un salto y permitiría la construcción de obras formidables, como el famoso puente colgante de Brooklyn, en EE.UU. (1855), el Tower Bridge de Londres (1886) y el Golden Gate de San Francisco, inaugurado en 1937 por Franklin D. Roosevelt, como una muestra del poderío tecnológico estadounidense.
En nuestro país, han constituido hitos del desarrollo nacional la construcción de puentes como los de García Moreno y Eloy Alfaro, el puente internacional de Rumichaca (1920), celebrado con una bella composición musical; el puente Las Juntas, sobre el río Chambo y cerca de Baños (1960); el complejo vial sobre el río Guayas (1970) llamado “Puente de la Unidad Nacional”, el puente Cornelio Dávalos (1971) de Pallatanga, llamado “Salsipuedes”; y el puente sobre el río Aguarico, construido por una epopeya comunitaria dirigida por Toni el Suizo (1985).
Esa historia de esfuerzos nacionales se ha visto notablemente enriquecida en los últimos años gracias al gobierno de la Revolución Ciudadana, que ha levantado los formidables puentes Bahía–San Vicente (1.980 m), cuarto puente sobre el Guayas (1.975 m), puente sobre el estuario del río Esmeraldas (850 m), puente sobre el río Chone (1.980 m), puente sobre el río Quevedo (154 m), puente sobre el río Guayllabamba (320 m) y el más reciente puente sobre el río Napo (590 m), además de muchos otros de menor dimensión.
Todos ellos forman parte del gran proyecto de construcción de un nuevo país, integrado, equilibrado y solidario, que se halla en marcha.
Bien por el Ecuador y su futuro.