Hay un reconocimiento casi general acerca de las próximas elecciones presidenciales. Salvo imponderables, Rafael Correa será ratificado en la primera magistratura. Por ello es obligatorio preocuparnos de lo que deberá cumplir la Revolución Ciudadana en los próximos cuatro años.
Es urgente fortalecer la adhesión popular con la necesaria organización a nivel de todo el país. Es imperioso prestar la mayor atención a las asambleas provinciales que deberán cumplirse hasta marzo; de esta actividad democrática dependerá en buena parte la elección de los próximos parlamentarios. Olvidar las rencillas domésticas y elegir en función de los intereses de la patria es imprescindible. Hay que dar al futuro gobierno el respaldo suficiente, a fin de que el proyecto nacional avance sin los grandes tropiezos que ha tenido en esta primera etapa.
Abordar la reforma agraria de manera integral es una tarea histórica que no admite dilaciones. El aseguramiento legal del acceso al agua como derecho fundamental, la definición de una actividad minera responsable con la naturaleza y sus recursos, el apoyo al cooperativismo y la economía popular y solidaria, deben ir de la mano con una mayor participación ciudadana en la toma de decisiones. La reestructuración iniciada en el ámbito de la administración de justicia debe afianzarse.
Un capítulo especial merece la atención a la salud. Los hospitales y centros requieren un tratamiento global, de forma que se garantice el acceso a tal derecho universal. Con la cooperación de los municipios, la dotación de agua potable, alcantarillado y vivienda adecuada a todas las comunidades del país, la prevención de enfermedades se hará posible. Ojalá haya un/a seguidor/a digna de Lenín Moreno que continúe la maravillosa obra por él conducida en beneficio de los discapacitados del país.
Para la mayoría que siente que ha recobrado la patria, cada día habrá más motivos para ese empoderamiento y el nuevo sentimiento de orgullo nacional por lo que es nuestra geografía, historia, cultura, gastronomía y rica diversidad. Nuestra política exterior se mantendrá digna y soberana y marchará con firmeza por los caminos de la integración. Avanzaremos en el proceso educativo, incluyendo la excelencia universitaria y la investigación científica.
Así seremos cada vez más esa nación pequeña en su tamaño, pero grande en las realizaciones del esfuerzo inteligente y en las creaciones del espíritu. El Buen Vivir estará cada vez más próximo.