Los principios para una educación responsable de administración de negocios

La Organización de las  Naciones Unidas en el año 2000, mediante la iniciativa del United Nations Global Compact (Pacto Global de las Naciones Unidas), desarrolla diez principios con los cuales exhortan a las empresas para que se unan, adopten, soporten y actúen dentro de su esfera de influencia, con un conjunto de valores centrales en las áreas de: derechos humanos, estándares de empleo, protección del medio ambiente y la lucha contra la corrupción.

Estos son asuntos críticos para todas las naciones, pero que afectan más cruelmente a los más pobres. Hay 3.800 empresas participantes en más de 120 países que usan el poder de la acción colectiva de sus líderes empresariales y de esa manera catalizan la reacción mundial para apoyar los objetivos globales de las Naciones Unidas.

Pero se vio que era necesaria la formación de nuevos líderes de empresa, por lo cual esta iniciativa provocó  la  creación de los  seis  principios para una educación responsable de administración de negocios (The principles for responsible management education -PRME-) cuya misión es  inculcar  la enseñanza de gerencia, investigación y liderazgo global  en forma efectiva y responsable.

PRME busca establecer un proceso de mejoramiento continuo entre las instituciones de educación superior dedicadas a la enseñanza de la administración de negocios, con el fin de desarrollar una nueva generación de líderes de empresas capaces de gestionar los complejos retos que enfrentan los negocios del siglo XXI.

Está muy claro que en el actual ambiente académico la responsabilidad corporativa y la sostenibilidad todavía no se involucran en la corriente de la educación de negocios. Es por eso que PRME hace un llamado para que las escuelas de negocios y las universidades en el mundo -gradualmente- adopten su currículo, investigación, metodologías de enseñanza y estrategias institucionales a los nuevos retos y oportunidades de los negocios y la sociedad.

De esta manera las escuelas de negocios deben tener el propósito de desarrollar en sus estudiantes las capacidades para ser los futuros generadores de valor sustentable y que trabajen en una economía global sostenible e inclusiva.

Deben incorporar dentro de sus actividades y contenido académicos los valores de responsabilidad social. También están obligadas a crear la estructura educativa, los materiales, los procesos y el entorno que permita una experiencia de aprendizaje efectiva para liderazgo responsable.

Y deben comprometerse con la investigación conceptual y empírica que enriquezca nuestra comprensión del rol, dinámica e impacto de las corporaciones en la creación de valor socialmente sostenible y que proteja el ambiente en forma rentable. Deben interactuar con los gerentes de las empresas para extender el conocimiento de sus retos para incluir responsabilidades sociales y ambientales en su gestión y, en conjunto, buscar soluciones adecuadas a esos problemas.

Finalmente, deben facilitar y soportar el diálogo y el debate entre los docentes, estudiantes, negocios, gobierno, consumidores, medios de comunicación, organizaciones de la sociedad civil y otros grupos de interés en aquellos temas críticos para la responsabilidad social y la sostenibilidad que son precisamente rechazar la violación de los derechos humanos, mejorar los estándares de empleo, trabajar para la protección del medio ambiente y permanentemente luchar contra la corrupción.

Para muchas escuelas de negocios, formar gerentes es enseñarles a gestionar empresas y algunas veces lo único que les enseñan es a manejar dinero. Y varias escuelas de negocios son solamente un negocio. ¡Qué equivocada deshonestidad!.

En Latinoamérica hay 52 escuelas que han firmado el compromiso con los principios PRME; dos son ecuatorianas y solamente una que realmente cumple con los parámetros nacionales e internacionales de PRME. Eso es lo que deben mirar los estudiantes cuando buscan una adecuada institución académica que les forme como líderes del futuro. El resto es solo publicidad.