Según la ciencia política, las tres fuentes del poder son la ley, la riqueza y el conocimiento. Y cada una de ellas crea poderes de diversa calidad y proyección.
El único poder legítimo y democrático es el que surge de la ley, es decir, de la voluntad general del pueblo o “demos”, expresada en la Constitución. Es un poder limitado en el tiempo y se halla dividido en varios poderes menores y especializados, que se controlan y equilibran mutuamente: el Ejecutivo, el Legislativo, el Judicial, el Electoral y el de Control Ciudadano.
Existen también los llamados poderes de hecho, de facto o fácticos, que son aquellos que surgen de la riqueza y del conocimiento. Nadie los ha escogido ni elegido, sino que han surgido de hecho, bajo los impulsos de la realidad.
Tampoco tienen límite temporal ni plazo de acción. Y generalmente terminan por ser poderes gigantescos, que compiten con el poder legítimo y buscan controlarlo y someterlo a su interés. Por eso mismo, requieren ser controlados por la ley y la autoridad, para evitar que afecten a la sociedad y a la vida democrática.
Es necesario precisar que hay riqueza legítima, como la que viene de una herencia o un negocio honrado, y también riqueza ilegítima, como la generada por evasión de impuestos, tráfico de drogas, contrabando o explotación brutal a los trabajadores.
Hablando en términos filosóficos, la única finalidad de la riqueza sería la de gozar de ella. Pero los ricos nunca están conformes con lo que tienen y buscan ampliar y reproducir su riqueza. Lo hacen mediante negocios e inversiones que ocupan a otras personas en calidad de dependientes y ahí se asienta su poder: en el control o influencia que los ricos logran sobre otras personas, que a veces son muchas.
Algunos pobres aspiran a poseer riqueza y el rico acuña para ellos una lección política: si quieres ser rico, piensa como yo y sigue mis determinaciones. Se constituyen así los partidos de derecha, donde un rico, o unos pocos ricos, manejan a su antojo a masas de pobres que aspiran a ser ricos o, al menos, a salir de la pobreza. En fin, así se explica que cualquier personaje con mucho dinero, aunque sin estatura intelectual, busque conquistar el poder político y logre en su empeño algún respaldo social.
Si ya poseen poder e influencia sobre muchas gentes, ¿por qué buscan los ricos la conquista del poder político? Por varias razones. Una, porque quieren mandar e imponerse sobre todos. Otra, porque quieren reformar las leyes, para evitar el pago de impuestos y beneficiar a sus negocios. Y otra más, porque quieren manejar en su provecho los grandes negocios de la república.