El Consejo Nacional Electoral entregó las credenciales a los electos Presidente y Vicepresidente de la República, asambleístas nacionales, representantes de los ecuatorianos en el exterior y parlamentarios andinos. El nuevo Legislativo, integrado por 137 miembros, iniciará su gestión el 14 de mayo, en tanto que las dos primeras autoridades lo harán el 24, aniversario de la Batalla de Pichincha que, comandada por Sucre, selló en 1822 nuestra primera independencia.
Algunas circunstancias harán de la Asamblea próxima un acontecimiento histórico: el pueblo decidió con su voto que 100 representantes pertenecieran a las filas de Alianza PAIS. 53 mujeres fueron electas, constituyendo una cifra récord en cuanto a la presencia femenina. La ciudadanía resolvió entregar su confianza a quienes comparten el ideario de la Revolución Ciudadana, por lo cual, la responsabilidad de quienes triunfaron con la lista 35 es muy alta y, quien no cumpla con lo esperado, defraudará las esperanzas populares.
Frecuentemente se ha acusado a quienes integran la actual Asamblea de ser “alza manos” para aprobar los proyectos enviados por el Ejecutivo; se les reclama no haber ejercido tareas de fiscalización implacables y, sobre todo, no actuar en forma independiente, es decir legislando a su arbitrio y sin consulta con el Presidente de la República. Quienes así lo piensan parecen no haberse enterado de que el pueblo votó por los principios y programas de la Revolución Ciudadana y que, en este cambio de época, viejos paradigmas se han derrumbado.
Tanto quienes ejercen las primeras dignidades, como los asambleístas de Alianza País, se deben a un proceso transformador. Comparten un ideario común y su tarea se ejerce, en diferentes ámbitos, con un mismo propósito: cambiar las viejas estructuras que han impedido que Ecuador alcance un verdadero desarrollo. El nuevo cuerpo legal, nacido de ambos poderes, debe responder a los requerimientos que expresó y con los que triunfó el pueblo, en 6 eventos electorales.
Desde el 2007 éste espera que Ejecutivo y Legislativo se complementen para hacer efectivos los cambios por los que tanto ha esperado. La oposición de diverso rostro, que se opone al proceso, ha puesto múltiples obstáculos y esgrimido el sofisma de que la Asamblea debe ejercer un contrapeso antagónico. La dinámica revolucionaria exige una marcha armónica en el mismo camino y bajo la misma estrella de los pilares que sostienen la Revolución.