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El Telégrafo

Los partidos políticos

01 de agosto de 2012

¿Qué son los partidos políticos? Instancias de expresión en el marco de la configuración del poder. En tales instituciones se acogen propuestas y se discuten ideas que derivan en el conjunto de la sociedad. Sea cual fuere su posición filosófica, al interior de estas agrupaciones se discuten principios y programas. A la par que se estructura una base social de apoyo permanente.

Los partidos tienen como rol fundamental acoger las demandas populares. Para el efecto, deben ampliar su capacidad de cobertura y de acción. Es importante remarcar que en su seno los militantes y simpatizantes tienen la ineludible tarea de debate de su ideario, para lo cual es pertinente un adecuado proceso formativo, en donde prevalezcan temas de carácter político, social, económico, productivo, cultural, entre otros. Con tal labor pedagógica se propende a alcanzar la conciencia crítica militante.

Desde luego que lo dicho se bifurca en la medida de la concepción ideológica de cada partido, ya que las diferencias políticas son evidentes como resultado de momentos históricos específicos, en donde las diferencias van demarcando el pulso de una sociedad determinada. Por ejemplo, la izquierda siempre mantendrá una postura irrestricta en defensa de los derechos de los trabajadores, en tanto, la derecha propenderá a sostener canonjías a favor de los dueños de los medios de producción.

En tal circunstancia, los partidos políticos giran en torno al cambiante ritmo de las sociedades, como elemento substancial de sobrevivencia institucional. Esto implica introducir en los documentos de debate aspectos inherentes a las renovadas dinámicas colectivas, en donde se desprende la identidad de los pueblos, interculturalidad, medio ambiente, equidad de género, inclusión generacional, etc.   

Además, es necesario fortalecer el carácter democrático de los partidos. Cuando una instancia partidaria carece del espíritu tolerante y pluralista su carta de defunción saltará a la vista. Es imprescindible ejercer la democracia interna, como mecanismo de robustecimiento político. Para ningún partido es aconsejable atrincherarse en el estatismo junto con caudillismos que degeneran en falsos mecenazgos.

La dirigencia política debe estar a la altura de las expectativas ciudadanas y entender que su rol no se limita a un solo segmento de la comunidad, sino que su responsabilidad abriga intereses sociales amplios. En esa lógica, no es procedente que los partidos se reactiven exclusivamente en época electoral, desentendiéndose de su tarea integral constante en pro de elevar el nivel de cultura política de la población. Las tiendas políticas tienen que superar esa barrera electoralista, para convertirse en verdaderos centros de preparación de cuadros representativos y de laboratorios creativos y activos del quehacer democrático.

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