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El Telégrafo

Los noticieros fascistas

19 de abril de 2013

Hace unos días la televisión española hacía un recuento que calificaba de histórico. Las imágenes mostradas corresponden a una síntesis de los boletines  de noticias que el gobierno tiránico de Franco emitía  en las épocas nefandas de su ejercicio y que con toda la desmesura y desfachatez informativa bombardeaba a quienes tenían televisores o posibilidades de pagar un boleto para el cinematógrafo, siempre las clases medias y altas de las Españas. El NO.DOR, no confundir con la marca de un desodorante, era el telediario que durante más de 25 años fue el invitado infame y obligatorio de muchos de los hogares de la península en sus horas de descanso. Hoy verlo y escucharlo parece un despropósito, no obstante sirve muy bien para evocar las penurias de un conglomerado social durante el oprobioso  período del mando falangista, y de cómo logró el  franquismo  sobrevivir a la derrota propinada en  la Segunda Guerra Mundial a sus hermanos de sangre Mussolini y Hitler, cuando el ajusticiamiento del primero y el suicidio del segundo  coincidieron con la desaparición  de sus regímenes de terror.

Pues bien, el noticioso de marras nos conduce por el túnel siniestro de los crímenes de Franco y sus secuaces y las ayudas invaluables de sus nuevos amigos, y así observamos el recibimiento con honores del presidente Eisenhower y la entrega generosa de la ayuda militar y de alimentos de USA a aquel tiranuelo que durante la guerra civil de 1936 mandó a fusilar a prisioneros norteamericanos miembros de la brigada Lincoln que lucharon al lado de la República y que hoy se aliaba a Franco a cambio del uso de las bases militares, como la de Torrejón y Rota. Nuevamente se repetía que la obtención de objetivos geopolíticos de las grandes potencias repugnan a la humanidad que tiene el corazón sano. También con geométrico y pueril brillo se registra en esos reportajes la llegada del dictador Leónidas Trujillo, de la nación Dominicana a Madrid. El añoso y desdentado noticiero se solaza con su visita y las condecoraciones que intercambian los dos caudillos “por la gracia de Dios”, ambos con manos manchadas por la sangre. Y entonces la reflexión que sigue es posible que sucediera y podría pasar de nuevo.

El fascismo jocundo de Trujillo y el entorchado con olor a sacristía de Franco pareciera que han desaparecido; pero no hay tal, el análisis correspondiente nos confirma que ahora tienen otra faz. Si bien es cierto han desaparecido las tiranías bananeras, inventadas  y montadas por los Dulles, prohombres de los “trusts” financieros de Walt Street, no es menos cierto que ahora estos miserables oficios los tienen otras transnacionales, las  de la comunicación. El naci-facismo está entero, lo hemos visto en nuestra patria el 30 S, se encuentra ahora en Venezuela matando inocentes y humildes hijos del pueblo, destruyendo hospitales y escuelas, quemando vivas a las personas enfermas. Sus hechores, bien lo sabemos, corresponden a la clase social derrotada y se encuentran acurrucados  en esa santa alianza de la mediocracia continental, que con paradójicas convulsiones  de flatulencias verbales incitan al odio y la desestabilización  de los gobiernos progresista de América y al magnicidio de sus dirigentes. Pero no podrán ni vencer ni convencer.

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