Nuevamente fueron las redes sociales las que repitieron la convocatoria del Movimiento Pase Libre (MPL) a principios de junio. Y la respuesta fue multitudinaria. Primero se llenaron las calles de Sao Paulo con una muchedumbre imparable, en su mayoría jóvenes universitarios que generalmente no pertenecen a partido político alguno. Y más adelante, en una hasta ahora inédita convocatoria mediante Twitter, Facebook y otras redes sociales -en la que se asegura participaron enviando los mensajes 79 millones de brasileños, esto es un 40 por ciento de la población del gigante sudamericano de 190 millones de habitantes- decenas de ciudades de Brasil, entre ellas Sao Paulo, Río de Janeiro, Belo Horizonte, Porto Alegre, Salvador, Palmas, Bona Vista, vieron colmadas sus calles por incontables manifestantes.
Un movimiento de protesta de tal magnitud, jamás igualado en Brasil desde hace 20 años, fue utilizado por organizaciones de la derecha brasileña¿Es que acaso se ha despertado la conciencia social en Brasil? Las protestas de junio y julio que se iniciaron en Sao Paulo en respuesta a la subida del costo del transporte público (tanto en los buses como en los trenes y en el metro), de 3 reales a 3,2, tuvo ese reclamo como única reivindicación original que -además- comprendía la gratuidad del transporte público para los estudiantes y los desempleados. Más adelante, cuando el movimiento de protesta sumó a múltiples ciudades de Brasil y la Policía utilizó una despiadada violencia brutal contra los manifestantes, el Movimiento Pase Libre aumentó sus requerimientos y dejó sentado que también reclamaba mayores inversiones en salud y educación públicas que deberán ser gratuitas, la necesidad de que se emprenda en un firme combate a la corrupción y el fin del gasto exorbitante que se encuentra desarrollando el Gobierno en la organización de la Copa Confederaciones y el Mundial de 2014.
El organismo que convocó las primeras marchas a través de las redes sociales tuvo triunfos inmediatos al haberse derogado la subida del transporte. Sin embargo, un movimiento de protesta de tal magnitud, jamás igualado en la vida de Brasil desde hace veinte años, fue utilizado por organizaciones de la derecha brasileña. “Consideramos que grupos conservadores se infiltraron en nuestros actos para defender propuestas que no nos representan”, dijo Rafael Siqueira, portavoz de Pase Libre, como aquellos que defienden la penalización del aborto o la reducción de la edad de responsabilidad penal a lo que el movimiento se opone. A su vez, Bruna Provazi, miembro de la Marcha Mundial de las Mujeres, expresó consternada que desde hace poco tiempo ha sentido un cambio en la actitud de los manifestantes, al menos en Sao Paulo, algunos de los cuales han actuado contra personas de izquierda, señaló. “Fuimos expulsados de la calle, destrozaron la bandera de la Uneafro (Unión de Núcleos de Educación Popular para Negras/os y la Clase Trabajadora) y comenzó una cacería por parte de neonazis a todos los que iban de rojo”, manifestó impresionada la activista.
En ese inmenso país de contrastes, ¿quiénes son aquellos que originaron esta ola de protestas en Brasil a nivel nacional? Un sondeo de la encuestadora Datafolha -dice en su publicación reciente lanacion.com-, un 84% de los manifestantes consultados declaró no tener preferencia por algún partido político. Un 77% tiene un nivel de educación superior y actualmente son estudiantes. Un 53% tiene menos de 25 años y un 71% participó en la quinta jornada de protestas en Sao Paulo. En cuanto a las razones que los indujo a salir a las calles, la principal, en un 56%, es el aumento en los pasajes, mientras que un 40% declaró estar manifestándose contra la corrupción y un 31% lo hizo contra la violencia, la represión y los políticos.