“Los congresos sobre libertad de prensa en América Latina de los últimos años suelen ser un canto a la resistencia heroica de los medios frente a los abusos de poderes políticos autoritarios”, afirma en su blog Graciela Mochkofsky, periodista argentina. Y tiene razón, si no basta ver las informaciones que los medios ecuatorianos difunden cada vez que se realiza uno de estos congresos. Mochkofsky asistió a uno organizado por la Universidad de Harvard, en el que, excepcionalmente, no sucedió aquello. Por el contrario, varios de los ponentes asumieron una actitud crítica respecto al rol de los medios en el continente.
La propia Mochkofsky sostiene: “Todos los periodistas que hemos trabajado para los medios tradicionales o poderosos de América Latina en el período democrático sabemos que, muchas veces, nuestra lucha no es contra el poder político sino contra nuestros empleadores, que pactan y negocian con los gobiernos a los que los periodistas queremos investigar y controlar y contra los que vuelven luego de la peor forma, cuando esos pactos se acaban; o que tratan de moldear la información en función de otros intereses políticos o comerciales. Mantener la fe en la misión de este oficio ha sido en los últimos años, y sigue siéndolo, nuestro principal desafío”.
Luego, Mochkofsky reseña varias de las intervenciones que vale la pena replicar. Así, el venezolano Boris Muñoz dice: “La extrema desconfianza del presidente Chávez respecto de los medios privados tiene algunas bases. Durante la década pasada, varios medios privados transformaron la mayoría de sus programas de noticias y opinión en maliciosos propagadores de calumnias”. En Venezuela, añade Muñoz, “los medios se volvieron las trincheras de la oposición”.
Fernando Berguido, editor de La Prensa, de Panamá, manifiesta: “Hace falta discutir nuestros modelos de negocios en América Latina porque muchos medios son de familias que los usan para hacer grandes negocios. Hay muchos conflictos de intereses. Y la gente lo sabe”.
Y lo que es más, Ricardo Trotti, subdirector ejecutivo de la Sociedad Interamericana de Prensa, señala: “Los medios deben hacer autocrítica. Los periodistas están acostumbrados a criticar a otros, pero no les gusta que los critiquen a ellos”. De su parte, Pablo Correa, editor del sitio Nuestra Mirada. expresa: “Los gobiernos de la región han elegido en los medios al enemigo perfecto, porque a la gente no le gustan los periodistas”.
Todo esto nos reafirma en la necesidad de contar con una Ley de Comunicación que permita, no solo consolidar el ejercicio pleno de una verdadera libertad de expresión, sino fomentar un periodismo de calidad, ético, responsable, que vele siempre por el bien común sobre la base de la búsqueda constante e inclaudicable de la verdad.