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El Telégrafo

Los más vendidos

29 de enero de 2013

Así titulan los diarios a la  publicación en la página dedicada a la cultura, de la lista de los libros con mayor número de ejemplares vendidos en la semana.  

En la indicada lista consistentemente, desde aproximadamente el último trimestre del año pasado, los primeros lugares los ha ocupado el libro de una autora sin antecedentes de cuya obra calificada como erótica se han vendido millones de ejemplares.  

Al acercarse la Navidad, festividad en la cual nos hemos condicionado a la obligación de hacer regalos, la publicación   era exhibida en las librerías acomodada en pirámides distribuidas convenientemente para que se tropiece el cliente añadiéndose la propaganda de la supuesta preferencia de las lectoras de sobre los cuarenta años por el libro. Además, se informaba que la prolífica autora había convertido su historia en trilogía.            

Lector impenitente desde que tengo uso de razón, decidí regalarme este nuevo milagro literario con los buenos recuerdos que guardo de las lecturas de las obras de erotismo de Vargas Llosa (Elogio a la madrastra) Marguerite Duras (El mal de la muerte) Almudena Grandes (Las edades de Lulú), los poemas de Sergio Roman (Arte de amar), etc.  

El espesor de la lectura tampoco me arredró, con nostalgia tenía presente el entusiasmo con el que leí los doce tomos de las aventuras de los Pardaillan (M. Zevaco). Así fue el origen de mi adicción a las series: Balzac (La Comedia Humana), Zola (Germinal, La Taberna, Gervais, Nana) y hace poco me había enfrentado a publicaciones como las de Stieg Larsson (Millennium) calificada no solamente como una obra maestra de la novela obscura, sino también como la denuncia de la violencia que se comete en todas las latitudes contra las mujeres.

El finalizar la lectura del libro al que me estoy refiriendo: Las cincuenta sombras de Grey, me quedé perplejo, como cuando te arrebatan la cartera.

Probablemente en mi calidad de lector común no comprendía -la magia del e-mail- y -las virtudes del Twitter-, para llenar las páginas y convertirlas en ediciones millonarias.

Esperé  los comentarios especializados sobre el libro, pero parece que no necesitaba explicación, todos estaban ensombrecidos. Aunque como perla distinguí en el texto que al personaje principal le interesaba el negocio de los alimentos porque el mundo tiene  un mercado con millares de hambrientos y que, al final, el atleta sexual, no como enfermo sino como malo, es castigado con el olvido.

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