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El Telégrafo

Los hombres de la revolución (1)

22 de diciembre de 2011

Una revolución está caracterizada por las gentes que la realizan. Al ser un esfuerzo colectivo para transformar de modo rápido y profundo la sociedad, cobra relieve el papel de los grupos sociales que la impulsan y de los individuos que la realizan. En general esas fuerzas revolucionarias, tras derribar del poder al enemigo común, entran en conflicto y se enfrentan para definir sus propias contradicciones.

La Revolución Alfarista se inició con una masiva protesta nacional contra el corrupto régimen de “La Argolla” y el negociado de la “Venta de la Bandera”, que vino a potenciar las antiguas reivindicaciones de las montoneras liberales. De este modo, la revolución del 95 tuvo reivindicaciones políticas y sociales y también un elemento “nacionalista”, el cual hizo que confluyeran en ella gentes de diversa ideología y aun personas que provenían de la orilla opuesta al liberalismo.

Así se explica que en el “bloque histórico”, convocado por Eloy Alfaro para impulsar la revolución, figuraran disímiles grupos y tendencias políticas, que para efectos del análisis podríamos clasificar del siguiente modo:
1. El sector montubio o “Machetero”, que  originalmente fue el grupo más poderoso de la revolución, constituido por jefes y soldados de origen campesino, provenientes mayoritariamente de la Costa e identificados por su común cultura montubia. Venían de diversos estratos sociales y había desde simples peones de hacienda y trabajadores sueltos, que constituían la masa combatiente, hasta hacendados que actuaban como coroneles y generales de la peonada, además de “gentes de medio pelo”, como pequeños propietarios, curas de pueblo y tenderos. Figuraban también gentes del subtrópico y de áreas serranas próximas: comerciantes, arrieros o pequeños fundistas  bolivarenses, lojanos, cotopaxenses, zarumeños o carchenses.

Por su importancia, cabe detenernos en el análisis de los “jefes macheteros”, que tan trascendental papel cumplieron en las luchas revolucionarias. En general eran hacendados montubios que actuaban como “caciques” locales, luchando a la cabeza de sus peones y casi siempre con el  rango de “coronel”, otorgado por el grito de sus hombres. Algunos tuvieron nivel protagónico en el proceso: Manuel Antonio Franco, Manuel Serrano, Pedro J. Montero, Carlos Concha Torres, Juan Manuel Triviño, León Valles Franco. Similar origen tuvieron algunos líderes militares de la Sierra, que comandaron fuerzas populares de su respectiva provincia: Francisco Hipólito Moncayo y Julio Andrade (Imbabura), Nicanor y Rafael Arellano (Carchi) y Julio Román (Chimborazo), entre otros.

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