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El Telégrafo
*Noam Chomsky

Reflexión dominical

Los hechos en el terreno

Reflexión dominical
12 de octubre de 2014

El 26 de agosto, Israel y la Autoridad Palestina aceptaron un acuerdo de cese al fuego después de 50 días de ataques israelíes en Gaza, que dejaron a su paso 2.100 palestinos muertos y un enorme paisaje de destrucción.

El acuerdo estipulaba el fin de las acciones militares de Israel y Hamás, así como el alivio del asedio israelí que ha estrangulado a Gaza desde hace muchos años. Sin embargo, este es solo el más reciente de una serie de acuerdos de cese al fuego establecidos después de cada una de las intensificaciones periódicas del implacable asalto israelí contra Gaza. Desde noviembre de 2005, los términos de estos acuerdos han sido esencialmente los mismos. El esquema regular es que Israel pase por alto cualquier acuerdo establecido mientras que Hamas lo observa –como admite el mismo Israel– hasta que un agudo incremento en la violencia israelí suscita una respuesta de Hamás, seguida por una brutalidad aún más feroz.

En la jerga israelí, estas intensificaciones se llaman ‘podar el prado’. La más reciente, sin embargo, fue llamada con más precisión ‘eliminación del mantillo’ por un alto oficial militar estadounidense citado por Al Jazeera América. El primero de esta serie fue el acuerdo sobre desplazamiento y acceso entre Israel y la Autoridad Palestina en noviembre de 2005.

Estipulaba un punto de cruce entre Gaza y Egipto en Rafah para la exportación de bienes y el tránsito de personas; cruces entre Israel y Gaza para bienes y personas; la reducción de los obstáculos a los desplazamientos dentro de Cisjordania, convoyes de autobuses y camiones entre Cisjordania y Gaza; construcción de un puerto marino en Gaza; y la reapertura del aeropuerto de Gaza, demolido por los bombardeos israelíes.

A este acuerdo se llegó poco después de que Israel retiró a sus colonizadores y sus fuerzas militares de Gaza. El motivo de esta retirada fue explicado por Dov Weisglass, confidente del entonces primer ministro Ariel Sharon que estuvo a cargo de negociarlo y ponerlo en práctica.

“El significado del plan de retirada es el congelamiento del proceso de paz”, declaró Weisglass al periódico Haaretz. “Y cuando se congela ese proceso, se impide el establecimiento del Estado palestino y se evita la discusión sobre los refugiados, las fronteras y Jerusalén. En efecto, el paquete llamado el Estado palestino, junto con todo lo que implica, ha sido eliminado indefinidamente de nuestra agenda. Y todo esto con autoridad y permiso. Todo con la bendición del presidente (estadounidense) y la ratificación de las dos cámaras del Congreso”. “La retirada en realidad es formol”, agregó Weisglass. “Suministra la cantidad de formol que se necesita para que no haya ningún proceso político con los palestinos”.

Este modelo regular ha continuado hasta el presente: a través de la operación ‘Plomo Fundido’ en 2008-2009, ‘Pilar de Defensa’ en 2012 y ‘Borde Protector’ de este año, el ejercicio más extremo en podar el prado, a la fecha.

Desde hace más de 20 años, Israel está empeñado en separar Gaza de Cisjordania, en violación de los acuerdos de Oslo que firmó en 1993, que declaran que Gaza y Cisjordania constituyen una unidad territorial inseparable.

Un vistazo al mapa explica la justificación. Separado de Gaza, cualquier enclave en Cisjordania dejará a los palestinos sin acceso al mundo. Están contenidos por dos potencias hostiles, Israel y Jordania, ambos aliados cercanos de Estados Unidos, y contrariamente a las ilusiones, Washington está lejos de ser un ‘mediador honesto’ neutral.

Aún más, Israel ha estado ocupando sistemáticamente el valle del Jordán, desplazando a los palestinos, estableciendo asentamientos, hundiendo pozos y asegurándose de todas las maneras posibles de que la región -casi la tercera parte de Cisjordania con gran parte de sus tierras labrantías- se integre a fin de cuentas en Israel, junto con las demás regiones de que se está apoderando.

Los cantones palestinos restantes quedarán completamente encerrados. La unificación con Gaza interferiría con estos planes, que datan de los primeros tiempos de la ocupación y que han tenido el firme apoyo de los principales bloques políticos israelíes.

Israel podría pensar que su ocupación de territorio palestino en Cisjordania ha avanzado tanto que hay poco que temer de alguna forma limitada de autonomía para los enclaves que siguen bajo control de los palestinos. También hay algo de verdad en la observación del primer ministro Benjamín Netanyahu: “Muchos elementos en la región ahora entienden que, en la batalla en que ellos están amenazados, Israel no es un enemigo sino un aliado”. Presuntamente se refería a Arabia Saudita y a los emiratos del Golfo.

El principal corresponsal diplomático israelí, Akiva Eldar, sin embargo, nota que “todos esos ‘numerosos elementos’ de la región también entienden que no habrá en el horizonte ninguna medida diplomática valiente y exhaustiva sin un acuerdo para el establecimiento del Estado palestino, basado en las fronteras de 1967 y una solución justa y aceptada del problema de los refugiados”.

Pero también señala que eso no está en la agenda israelí y que, de hecho, está en conflicto directo con el programa electoral de 1999 de la coalición gobernante del Likud, que nunca se ha rescindido y que “rechaza tajantemente el establecimiento de un Estado árabe palestino al oeste del río Jordán”. Algunos comentaristas israelíes bien informados, en especial el columnista Danny Rubenstein, creen que Israel está abocado a dar marcha atrás y a relajar su dominio sobre Gaza.

Ya veremos.

La historia de los últimos años apunta en otra dirección y los primeros indicios no son auspiciosos. Cuando terminó la operación ‘Borde Protector’, Israel anunció la mayor apropiación de tierras en Cisjordania en 30 años, de más de 400 hectáreas.

En todas partes se dice que si la solución de los Estados está muerta a consecuencia de la apropiación de tierras palestinas por parte de Israel, entonces el resultado será un Estado al oeste del Jordán.

Algunos palestinos ven con beneplácito ese resultado, previendo que entonces podrían comprometerse en una lucha por la igualdad de derechos, basada en la lucha contra el apartheid en Sudáfrica. Muchos comentaristas israelíes advierten que el ‘problema demográfico’ resultante, debido a que habría más nacimientos de árabes que de judíos, además de que se reduciría la inmigración judía, minaría sus esperanzas de un ‘Estado judío democrático’.

Pero esas creencias generalizadas son dudosas.

La alternativa realista a la solución de dos Estados es que Israel siga llevando a cabo los planes que ha estado implementando por años: apoderarse de todo lo que tenga valor en Cisjordania, mientras que evita la concentración de población palestina y expulsa a los palestinos de las áreas que está absorbiendo en Israel. Eso ayudaría a Israel a evitar el temible ‘problema demográfico’.

Las áreas de las que se ha estado apoderando incluyen un Gran Jerusalén muy expandido, el área dentro del ilegal muro de separación, corredores que atraviesan las regiones en el este y probablemente el valle del Jordán.

Es muy probable que Gaza continúe bajo el rudo asedio, separada de Cisjordania. Y la meseta del Golán en Siria: al igual que Jerusalén, anexada en violación de las órdenes del Consejo de Seguridad -calladamente- será parte del Gran Israel. Entre tanto, los palestinos de Cisjordania estarán contenidos en cantones inviables, con arreglos especiales para las élites al estilo neocolonial estándar.

Desde hace un siglo, la colonización sionista de Palestina avanzó básicamente sobre el principio pragmático de establecer calladamente los hechos en el terreno, cosa que el mundo, a fin de cuentas, llega a aceptar. Ha sido una política de tremendo éxito. Hay todas las razones para esperar que persista en tanto EE.UU. siga proveyendo el necesario apoyo militar, económico, diplomático e ideológico.

Para quienes se preocupan por los derechos de los maltratados palestinos, no puede haber mayor prioridad que trabajar para cambiar las políticas de Estados Unidos, lo cual de ninguna manera es un sueño ocioso.

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