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El Telégrafo

Los derrumbes

31 de enero de 2013

La reciente tragedia ocurrida en la zona minera de Ponce Enríquez se suma a una larga lista de fenómenos similares que han enlutado nuestra historia con una secuela de destrucción, ruina y muerte. Por lo mismo, hallamos que merece una reflexión sostenida de nuestra sociedad sobre este tema, doloroso pero previsible.

Los derrumbes son fenómenos naturales que se concretan en movimientos de tierra lentos o rápidos, que provocan la caída de una faja de terreno alto que ha perdido su estabilidad. Cuando son lentos, los derrumbes se perciben posteriormente, al ver un deslizamiento que ha removido parte de la capa vegetal.

Pero, cuando son rápidos, provocan una caída violenta e impresionante de tierras y rocas, que causa la destrucción de bienes y estructuras ubicadas en la parte baja, el represamiento de ríos y también la muerte de personas y animales.

Se producen de modo natural en laderas o pendientes y son frecuentes en las épocas de lluvia o cuando ocurren sismos. En estos casos, a la inclinación natural del suelo se une la acumulación de agua en el terreno, que termina convirtiendo a la capa superficial del suelo en un río de barro o provocando el deslizamiento de la parte alta de la montaña.

Pero esta tendencia natural de la topografía montañosa se agrava cuando ciertas actividades humanas alteran la configuración natural, privando a la ladera de su bosque primario, construyendo carreteras o estructuras antitécnicas, o debilitando la parte baja de la montaña con socavones, perforaciones y explosiones mineras.

En tales circunstancias, el derrumbe es inevitable y predecible, como lo muestran innumerables ejemplos de nuestra historia. En el caso del terrible deslave de La Josefina, en marzo de 1993, hubo abusivas extracciones de material de construcción en la parte baja del cerro Tamuga, que precipitaron el derrumbe y el taponamiento de los ríos Paute y Jadán. Similar fenómeno ocurrió en la tragedia de Nambija, en mayo de 1993, en la que fallecieron unas 160 personas.

Es hora de que las autoridades del caso tomen medidas drásticas para frenar la extracción minera antitécnica que campea en varias regiones del país, so pena de que periódicamente sigamos presenciando tragedias como estas.

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