Los Estados deben tomar medidas urgentes para recuperar la Tierra. Es un ser vivo, y se encuentra muy enfermo. No se trata solo de citar a Marilyn Ferguson, Rupert Sheldrake, el movimiento GAIA y otros. Se trata de nuestra propia conciencia, o si podemos llegar a tener una que integre a nuestro propio planeta con nosotros.
Lo que más le afecta a la Tierra es la contaminación y la sobreexplotación que impide que se recupere y pueda sostenerse a largo plazo. Los Estados, a través principalmente de los gobiernos nacionales, zonales, provinciales, distritales, barriales y cada una de las personas, entienden que cuidar los bosques y patrimonios naturales para dejarlos como legados a las nuevas generaciones y la humanidad es una inversión con alto retorno.
En nombre de la revolución de la Tierra, se exige que las tierras del Estado para fines agrícolas deben ser prestadas para su usufructo, por 5, 10, 20, 30, 50 años. Estos préstamos pueden ser renovados para desarrollar proyectos específicos, pero sin venderlas ni regalarlas. Cuando los proyectos fracasan o los abandonan, sus miembros deben ser reemplazados, sobre la base de ternas presentadas por organizaciones y el Estado escoge su reemplazo. Si el uso de las tierras se desvía del proyecto, el Estado las recupera.
En el pasado y presente, muchas de las tierras que han sido entregadas en propiedad a personas, cooperativas o comunidades, poco a poco, por diferentes causas, son vendidas y con ello se desarrolla el individualismo, el egoísmo, la propiedad privada.
En los espacios urbanos que son propiedad del Estado, cuando por la movilidad de la población o alguna otra causa dejan de cumplir sus objetivos originales, se deben crean parques y bosques para la recreación y la producción de oxígeno. Las nuevas ordenanzas deben contemplar un porcentaje de áreas verdes en todas las ciudades, urbanizaciones y viviendas, como componentes ambientales del Buen Vivir.
En Ecuador, de acuerdo a la Constitución, el Estado debe fortalecer la economía solidaria y comunitaria, en consecuencia, impulsar las cooperativas agrícolas y vigorizar los territorios ancestrales de las comunidades y las nacionalidades indígenas. La principal condición que el Estado debe exigir para prestar las tierras en usufructo debe ser la sostenibilidad de los proyectos. Cuando nuestra responsabilidad y conciencia nos falla, terminamos traicionando nuestro potencial. Realicemos cada día nuestros sueños, con pies en la Tierra. ¿Por qué perder el tiempo? ¿Qué cambio hemos hecho hoy?