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El Telégrafo

Los acuerdos indígenas

14 de enero de 2012

El pasado 10 de enero se daba a conocer públicamente que organizaciones indígenas como la Conaie, Fenocin y Feine llegaron a establecer una agenda común en algunos temas, pero sobre todo en la búsqueda de lograr mayor niveles de integración entre sectores indígenas y campesinos. Hace una semana señalábamos que existen fuertes enredos ideológicos entre la visión ideológica del Gobierno como del movimiento indígena en general y que ambos deberán superarlos en beneficio de retomar, fortalecer, profundizar cambios radicales en el orden y en el poder de la sociedad ecuatoriana.

Ahora, estos enredos también han estado presentes en las propias organizaciones indígenas y campesinas, sea por posiciones políticas centradas en lo étnico, político, plurinacional, intercultural y lo religioso, por ejemplo, entre organizaciones tradicionalmente de base católica o evangélica. Entonces este anuncio de acuerdos entre organizaciones, que en momentos llegaron a ser opuestas, es un gran paso para poder superar la visión cortoplacista de la política centrada solo en las coyunturas. Si algo es notorio entre el movimiento indígena de los años 90 del siglo pasado y el actual es que el primero fue producto de una sistemática visión histórica, dialéctica de las acciones sociales y políticas a lo largo de 500 años de resistencia.

Pero a medida que se consiguieron reivindicaciones básicas, como cierto nivel de legalización de tierras, gradualmente el discurso étnico, multicultural centrado y muchas veces cerrado solo en la visión ideológica de las cosmovisiones llevó a luchas por reconocimiento estrictamente cultural en todas sus dimensiones, a medida que reivindicaciones por el reconocimiento de la tierra fueron quedando, gradualmente, al margen, o como centro de algunas organizaciones. Esto quiere decir que el neoliberalismo no solo controló el Estado, sino que penetró a lo largo y ancho de toda la sociedad ecuatoriana, por lo cual el movimiento indígena tampoco escapó a estas influencias neoliberales en ámbitos como las discusiones y modelos de una sociedad multicultural, plurinacional e intercultural. En muchos casos aupados estos discursos por intelectuales de universidades nacionales e internacionales. Por eso es grato observar que organizaciones que mantuvieron ciertas rivalidades, incluso  algunas que apoyan la agenda del Gobierno, superen la coyuntura formulando una agenda de trabajo que, claro, debe posicionarse en la coyuntura, pero no quedarse atrapada en esta.

Así acuerdos para discutir y socializar leyes como la de agua, comunicación, tierras o reforma agraria, le permitirá al movimiento indígena retomar y clarificar posiciones ideológicas, políticas, etc. Líderes como Cholango o Andrango son claros en afirmar que “hay que reflexionar los conflictos ideológicos y políticos” y “buscar un desarrollo equitativo, con consensos”, solo así es posible construir una unidad programática popular.

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