El tráfico humano de salida del estadio Atahualpa era soberano, terrible y casi inmovilizador; la tendencia olía a cerveza y las reflexiones tenían un denominador común peso pesado: “Lo importante es que ganamos, lo importante es que ganamos, lo importante es que ganamos”... Aclaro que trato de aplicar la ideología contraria a olafo y asimilar algo de esto, aceptarlo hasta cierto punto, pero no como una verdad dictatorial.
Pese al triunfo, siguen habiendo lanzas, machetes, cuchillos y morteros contra el director técnico de la selección nacional, el colombiano Reinaldo Rueda. No hay descanso entre los que siguen aspirando que su partida sea prematura, pero asimismo, no cabe duda de que la intensidad de bombardeos y ataques bajó el volumen por los tres puntos ganados en Quito.
El técnico oriundo de Cali podrá hacer uso de una reserva de relax; él mejor que nadie sabe lo distinto que es esperar el partido de la séptima fecha habiendo ganado y con saldo de nueve puntos; eso es saludable para todos, el entorno de odio habría sido aterrador si Ecuador no hubiese salido del Atahualpa con una victoria.
Ahora se iniciará el zafarrancho para buscar reemplazos por los jugadores que no podrán estar; la descarga constante y estudio metódico a cada desplazamiento de Ecuador, todo como parte de un rutina... ¿es obligación?, ¿de verdad tenemos que fondear el alcance de nuestras historias y reflexiones a lo que hace el equipo nacional en las eliminatorias...?, ¿no hay otras alternativas acaso?
Solo cumplo con mi labor, alejada totalmente de la motivación o líder de barra de entusiasmo, apegada a lo que un par de ojos, asesorados por un cerebro coherente, vieron el domingo pasado en el estadio Olímpico Atahualpa.
La selección de fútbol de Ecuador tuvo un rendimiento intermedio, no fue mediocre, pero tampoco fue contundente; generó unas cuantas acciones de gol, pero no fueron reiterativos ni rompe cinturas con los defensas rivales.
Partido “flojón” que lo ganaron con una asistencia regalada por un jugador rival, el resto de las acciones no pudieron ser definidas con convicción o letalidad.
¿Ecuador se hace respetar en casa o se hace fuerte en casa?... solo invito a la reflexión de la interrogante... creo que Ecuador todavía no es fuerte en casa, mantiene un orgullo y tradición como local que se mantiene más por peso y pundonor que por fuerza o potencia de fútbol real.
Se ganó, es cierto, pero igual de cierto es que la selección de fútbol de Ecuador no exhibe ese nivel que se debe tener para estar entre los 32 mejores del mundo, nivel que sí practicó y consiguió en algunos pasajes de su historia.
¿Más tiempo?... casi no lo hay, es difícil juntar 20 futbolistas que viven en seis países diferentes, dirigidos por técnicos con ideas futbolísticas que tienen abismos desiguales y, una vez que están unidos, hacer que en 5 días asimilen una idea o concepto futbolístico que casi siempre es diferente al que practican día a día con sus clubes.
Lo importante es que se ganó... está bien, lo acepto, lo recibo..., pero no hay todavía un patrón fijo e irrebatible de juego. Sé que es la aspiración de todos y que es difícil, y además son contados con los dedos los equipos que ganan y derrochan fútbol en el camino. Por el momento, Ecuador no es uno de ellos.