Entre los líderes de la integración latinoamericana y del Caribe hay un personaje que merece ser tenido en consideración. Me refiero al intelectual y político peruano Víctor Raúl Haya de la Torre (1985-1979), y por dos razones, una de particular relevancia para el Ecuador.
Haya de la Torre fue el primero en promover un partido latinoamericano: la Alianza Popular Revolucionaria Americana, que propuso en 1924, como Frente Único antiimperialista, indoamericano, a manera de partido político de centroizquierda y miembro de la Internacional Socialista. Logró que se crearan partidos con ese origen en México, Costa Rica, Cuba, Venezuela, Chile, entre otros. En 1930 fundó el Partido Aprista Peruano (APRA).
Con él Ecuador tiene contraída una deuda, pues estuvo promoviendo relaciones pacíficas y solidarias, como habían sido las relaciones peruano-ecuatorianas desde la Independencia (combatientes peruanos lucharon en la batalla de Pichincha y ecuatorianos en Ayacucho, en particular Manuelita Sáenz) y más tarde, durante la Revolución Liberal, Perú acogió exiliados ecuatorianos y en particular al mismo Eloy Alfaro durante cuatro años.
Y lo hizo, a sabiendas de que el gobierno al que se oponía preparaba una invasión al Ecuador, como se rumora. En el archivo histórico de la Cancillería del Ecuador encontré documentos dirigidos al ministro de Relaciones Exteriores, Julio Tobar Donoso, fechados en Lima el 11 de agosto de 1940, que podrían comprobar el rumor.
En uno de ellos se da cuenta de que el día anterior hubo una visita oficial del APRA a la legación del Ecuador en Lima y que en momentos en que se verificaba la recepción oficial en la legación ecuatoriana por el 10 de Agosto, un caballero se hizo anunciar discretamente, no por la puerta principal, sino por la de la Cancillería, y pidió hablar con el Primer Secretario.
Se trataba de un distinguido médico peruano, quien entregó una carta para el Ministro Plenipotenciario del Ecuador, fechada ese mismo día, 10 de agosto de 1940, firmada por Haya de la Torre, quien por esos tiempos tenía que vivir escondido en razón de su situación política. En ella expresa su solidaridad con el Ecuador en el día glorioso de conmemoración de la Independencia. Es probable que en esta ocasión se haya informado al Gobierno ecuatoriano de la amenaza de invasión, pues no era necesario el secretismo solo para la entrega de la carta mencionada.
En efecto, en la sección Cablegramas, del archivo histórico de la Cancillería, donde se pueden leer transcritos a mano los mensajes enviados, encontré uno de agosto 11 de 1940, que simplemente dice: “SU 68.- Autorizado, Mexterior”, sin especificar su contenido. Y hay una nota, MUY CONFIDENCIAL, Asunto; Informes que interesan al Estado Mayor, también fechada el 11 de agosto de 1940, en la que se habla de un “cierto documento de código para descifrar, que puede interesar a nuestro Estado Mayor”.
Prosigo la investigación ante tales pistas y con excelente colaboración de funcionarios del Archivo.