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El Telégrafo

Liborio Noval ha muerto

12 de octubre de 2012

Seguramente pocas personas en el Ecuador conocen su nombre y su trayectoria en el campo de la fotografía -a pesar de que la infografía del continente tiene en él a uno de sus paladines ilustres-, ¿pero si afirmáramos que ha fallecido el fotógrafo que acompañó con el arte de su cámara a Fidel Castro Ruz, desde 1959, tanto en Cuba como en los viajes a diferentes países del planeta? Con certeza lo reconocerían. Y es que Liborio Noval fue el artífice de gráficas memorables de momentos fundamentales de su nación y de su líder, tanto en la revista INRA, que dirigía el científico Antonio Núñez Jiménez, como en los periódicos Revolución y Granma. Los últimos fotorretratos del “Che” en tierra cubana antes de su viaje y muerte en Bolivia son de su autoría.

Nacido en 1934 con una acentuada aptitud artística y deslumbrado por la profundidad del retrato humano, fue el cronista gráfico de la construcción revolucionaria y sus fotos fueron publicadas en medios escritos muy importantes, mereciendo la admiración de  especialistas y aficionados en América y Europa. Fruto de esa valiosa tarea están varios anales muy valiosos entre ellos. A pesar de que recoge escenas sobrecogedoras del conflicto bélico en Vietnam, donde fue corresponsal de guerra, como más tarde lo sería en Nicaragua. Mas indudablemente el álbum  “Instantáneas”, con una sumatoria memorable de la presencia del ex presidente Castro Ruz en 77 gráficas a lo largo de 40 años de vida política, es su libro más conocido y relievado.

En noviembre de 1971, durante la importante visita de Estado del comandante Fidel Castro a Chile, tuve la oportunidad de conocerlo, alojado, como el resto de su delegación en el antiguo hotel Carrera, donde concurrí junto a mi compatriota Sócrates Ponce Pacheco -asesinado dos años después por la dictadura de Pinochet- le mostré con el espíritu diletante del principiante mis  modestas incursiones en el arte fotográfico, recibiendo palabras sustanciales y generosas de su parte, horas después, caminamos juntos por el centro de Santiago, intercambiamos opiniones sobre la “Vía chilena al socialismo” que en Cuba se admiraba y respetaba, lo recuerdo  devorando asfalto, tostado por el sol del ocaso  de la primavera chilena y con aromático cigarro entre los labios que no le  impedía lanzar cubanísimas  interjecciones por los obstáculos del camino.

Años más tarde supe de sus triunfos y de los galardones que se  le habían conferido, tales como el Premio Nacional de Periodismo “José  Martí”. En el pasado mes de marzo, culminando el posgrado sobre Política Internacional denominado “América Latina y el Caribe 2012. Continuidad y Cambio”, estuve en La Habana y averigüé acerca de Liborio, de su vida y trabajo. Los compañeros de la isla, mis profesores y los posgradistas se sirvieron informarme que estaba retirado. Intenté localizarlo, pero el tráfago y las urgencias del evento académico me lo impidieron. La última semana de este septiembre complejo supe de su sensible óbito. Es una pérdida enorme e irreparable para su patria y obviamente para la estética de la imagen en Latinoamérica.

Que la tierra le sea breve.

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