Publicidad

Ecuador, 23 de Septiembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

Liberalismo y socialismo (II)

14 de junio de 2012

Las ideas de la Revolución Francesa también influyeron a los precursores de las independencias de los países latinoamericanos, como Eugenio Espejo, y a nuestros libertadores. La igualdad de derechos incluye a todos los humanos y por eso también a las naciones.

Los conceptos se precisan y se mantienen. Por las precisiones hechas en el artículo anterior, la Revolución Ciudadana nota su coincidencia con el liberalismo de Alfaro. Los líderes son muy necesarios, conducen y orientan los procesos históricos, pero ellos plasman los ideales que los inspiran. También puede haber líderes sin ideales y entonces son demagogos, se sirven del poder. Por eso no es correcto que un grupo político se identifique por el apellido de su principal líder: velasquista, chavista, correísta, ni siquiera alfarista. Eloy Alfaro plasmaba los ideales del liberalismo.

Hay que aclarar por qué el socialismo del siglo XXI en América Latina puede ser continuador de las ideas liberales. La razón es que el socialismo, también en Europa, ha buscado siempre igualdad de derechos, justicia social, soberanía nacional. El motivo de divergencia con el liberalismo es que, además del aspecto formal, legal, institucional, los derechos humanos requieren transformaciones sociales, distribución equitativa de los recursos económicos, igualdad de oportunidades.

Liberalismo y socialismo no deberían ser contradictorios sino complementarios. El Estado moderno, institucionalizado, con autoridad legítima de origen popular, que puede realizar las transformaciones legales para producir el cambio social, es una herencia liberal, de la cual la humanidad con ideales de justicia debe sentirse orgullosa.

Al socialismo del siglo XX, también llamado comunismo, le faltó complementación con los principios liberales antes mencionados. Al liberalismo del siglo XX, llamado neoliberalismo, le faltó coherencia con el liberalismo político. El neoliberalismo es un adefesio que pretende una libertad económica total de la iniciativa privada, por lo cual busca el debilitamiento de los Estados y, de esa manera, contradice los principios más valiosos que la humanidad ha ido estableciendo con mucho esfuerzo histórico para que las sociedades tengan las herramientas que les permitan impedir los abusos entre individuos o entre naciones, de manera que podamos construir la paz basada en la cohesión social.

Por cierto, la gestión gubernamental eficiente, la importancia dada al talento humano y a la revolución educativa, así como el mejoramiento de la infraestructura del país (hidroeléctricas, carreteras, la Refinería del Pacífico denominada Eloy Alfaro), que caracterizan a la Revolución Ciudadana, constituyen también la continuación en el siglo XXI de los esfuerzos del “Viejo Luchador” por institucionalizar el Estado ecuatoriano y lograr la unidad nacional mediante el ferrocarril como obra emblemática.

Contenido externo patrocinado