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El Telégrafo

Las verdaderas intenciones

19 de abril de 2013

El 8 de abril de 2013 Nicolás Maduro firma públicamente un documento preparado por las autoridades del CNE, en el que se compromete a respetar los resultados electorales. Henrique Capriles se negó. Firmó otro documento en el que aparecían unas cuantas “condiciones”.

El 15 de abril el CNE da a conocer las cifras oficiales: Maduro 7’575.747 votos (50,78%); Capriles 7’302.641 votos (48,95%). Diferencia: 273.106 votos. La participación ciudadana fue del 79,17%.

El mismo día Maduro es proclamado Presidente de la República por el CNE. Acto en el que el árbitro de la contienda simplemente cumplió con lo que dispone la ley.  

Según declaraciones del expresidente estadounidense Jimmy Carter, “el sistema de votación venezolano es el mejor del mundo”. Los observadores de la Unión Europea y de la Unasur reconocieron la transparencia de los escrutinios. Solamente para la miope derecha venezolana las cosas no son así.

Es pertinente señalar un aspecto importante: en la proclamación de resultados del CNE ya se incluye la auditoría del 54% de los votos, por así disponerlo la ley. El candidato Capriles tendría derecho a solicitar la auditoría del 46% restante, haciendo la petición al árbitro. Ese es el camino democrático. Es ese camino, precisamente, el que no les interesa recorrer a los neoliberales.

Los malos perdedores de la MUD han declarado públicamente –desconociendo groseramente la institucionalidad– que no aceptan los resultados. Cuestionaron la proclamación de Maduro, el día de hoy cuestionan la posesión. Es obvio que desean crear un vacío de poder que deberá ser ocupado por los perdedores. Se trata de una estrategia golpista. Esas son sus verdaderas intenciones.

Fueron atacados varios edificios del PSUV, algunos Centros Médicos de Diagnóstico Integral (CDI), residencias de funcionarios del CNE, residencias de militantes del PSUV. Telesur también sufrió el asedio de una turba que –afortunadamente- fue controlada a tiempo por la fuerza pública. Los desmanes fueron protagonizados por la oposición neoliberal, con el saldo lamentable de 8 muertos y alrededor de un centenar de heridos.

Desconocer los resultados, propiciar la violencia en las calles es el libreto que está aplicando la derecha reaccionaria en Venezuela. Obviamente, el libreto fue escrito por sus jefes extranjeros. Los actores del golpe de abril de 2002 son los mismos del golpe que está en marcha en abril de 2013.

Corresponde al triunfante gobierno de la Revolución Bolivariana aplicar todo el rigor de la ley para sancionar a los culpables de la violencia. Corresponde a las mayorías defender su legítima y transparente victoria.

No hay que olvidar que a la derecha en Venezuela –como a toda derecha en cualquier parte del planeta- no le interesa la Patria; solo le interesa llenarse los bolsillos, vendiéndola.

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