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El Telégrafo
Gustavo Pérez Ramírez

Las izquierdas en las elecciones presidenciales de Colombia

25 de mayo de 2014

Las izquierdas llegan hoy a una elección presidencial que hubiera sido su oportunidad, ante la creciente indignación de trabajadores, campesinos y ciudadanos pensantes, por la corrupción, inequidades económicas y sociales y reiterados escándalos en los que aparecen implicados candidatos de la derecha.

Tradicionalmente, en las elecciones presidenciales, no han pasado del 5% de los votos, con la excepción de Antonio Navarro Wolf en 1990 con 12,48%, y de Carlos Gaviria en 2006, candidato del Polo Democrático Alternativo, que obtuvo 20%. Pero, el momento cumbre electoral de la izquierda fue en 1946, cuando estuvo a punto de conquistar el poder, gracias a la estrategia de su líder Jorge Eliécer Gaitán, y se podría repetir la hazaña, siguiendo su ejemplo.

Sin embargo, hay que reconocer que, además de sus contradicciones internas de mutuas descalificaciones y enfrentamientos entre radicales y moderados, que a la postre le hacen el juego a la derecha, la izquierda carga el lastre de que se la asocia con la violencia guerrillera, de que candidato de izquierda que avanza se le asesina, como sucedió a los de la Unión Patriótica y del prejuicio generalizado de que todo el que lucha por el pueblo es “comunista”.

Hoy, ante la ultraderecha representada por Zuluaga, alter ego de Uribe, y el centro-derecha, que postula la reelección de Santos, enfrentados en guerra sucia, uno y otro representantes del capitalismo en decadencia, las izquierdas colombianas han debido llegar a las urnas decididamente unidas alrededor de la fórmula presidencial de paz con justicia social que encarnan Clara López Obregón y Aída Avella Esquivel. Lamentablemente, Gustavo Petro con su partido Progresista, se ha aliado por razones indefensibles, con la derecha de Santos, y circula un llamado de ‘las izquierdas verdaderas’ a votar en blanco que descalifica a Clara López por ser hija de oligarcas.

A pesar de su historia y actual paradoja, sería de esperar que la izquierda se impusiera para una segunda vuelta con la fórmula de las dos valientes mujeres, que han llevado a cabo una campaña con propuestas coherentes y realizables.

Mi voto no será por el mal menor, sino por convicción, por ellas, y porque en definitiva se reimplante el pensamiento político del socialista Gaitán y su estrategia para consolidar un movimiento de izquierda cuya meta sea el poder para el pueblo no para un político.

Con su consigna “Contra la corrupción y por la restauración moral de la República” Gaitán llevó al pueblo a su más alto grado de organización y coherencia y a las puertas de tomar el poder, a costa de su vida.

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