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El Telégrafo
Orlando Pérez, Director de El Telégrafo

Las disidencias acríticas e histriónicas

21 de diciembre de 2014

A veces me pregunto, ¿qué es el patriarcado para ciertos intelectuales? Algunos asuntos trascendentales del país son de una hondura y complejidad que ciertas izquierdas liberales soslayan soberanamente a la hora de entender a quién se oponen y con quién se quieren aliar y mucho más a quiénes quieren convencer con sus discursos. Y parecería que citando a dos o tres autores, que escribieron para contextos y situaciones concretas, saldan sus carencias y ganan aplausos del auditorio.

Lo más sabio que le he escuchado decir a César Montúfar es que la oposición necesita descorreizarse. Y sí. Lo mismo diría de determinada prensa y algunos analistas, seudoideólogos de las derechas e izquierdas liberales, sin descontar a esas supuestas disidencias que en realidad son expresiones de algún resentimiento al ser desplazados de cargos de poder, de decisión ejecutiva o legislativa y de algún negocio puntual. 

Además de saltar al ruedo de la disputa partidaria e intelectual con un moralismo sin parangón, en su plena expresión, abordan temas de la gestión y de las políticas públicas desconociendo el patriarcado que ellos también sustentan con sus poses y teorías. Patriarcado que no han tocado porque se ha naturalizado en su propio pensamiento y con expresiones de desprecio a decisiones y posturas que no soportan porque no son como ellos quisieran. Como bien dijo Diego Falconí en una entrevista publicada en el suplemento cultural Cartón Piedra de este diario, “hay ideologías dominantes, no solamente desde el capitalismo, sino desde el patriarcado o el colonialismo, que son diferentes estructuras que construyen una macroestructura que hace que el mundo parezca natural, cuando en realidad es una construcción de discursos de poder que han hecho que el mundo sea lo que es”.  

Esas ideologías dominantes están tan arraigadas que por hacer oposición por oposición impiden entrar en la médula de los problemas de fondo, vinculados a políticas sobre derechos reproductivos, sexuales, identitarios y hasta étnicos. De ahí que no es extraño el surgimiento de libros y pensamientos críticos sobre esos supuestos comportamientos políticamente correctos de quienes defendiendo esos derechos no hacen sino reafirmar el patriarcado en toda su complejidad. Uno de esos libros es el de Víctor Lenore, Indies, hipsters y gafapastas. Crónica de una dominación cultural, que bien valdría la pena revisarlo para entender lo que su autor dice de este conjunto de pensadores que odian la nostalgia sesentera, las causas y las utopías a partir de  cierta moda y ‘compostura’ frente a lo que ya no resulta ‘in’.

Si los hipsters creen que todo está por revelarse a partir de un liberalismo puro y casto, en realidad desnudan su propia incapacidad para entender la complejidad del mundo y del patriarcado que los acosa sin descifrarlo.

Si quieren construir una sociedad de derechos y no solo de derecho podrían empezar por despojarse de ese patriarcado que consume a algunos ‘feministos’ y muchas feministas.

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