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El Telégrafo

Las deudas del presidente Obama

10 de noviembre de 2012

Un suspiro de alivio recorrió el mundo el momento en que se confirmó la reelección del  presidente Obama. Pese a todos los límites del sistema electoral de EE.UU., es evidente que parte de lo mejor de ese pueblo expresó su voluntad de que primara la sensatez en la política exterior y se mantuviera internamente el apoyo estatal a los sectores más vulnerables, a través de los programas de educación y salud que ha impulsado el mandatario.

Esta nueva oportunidad que le ha dado su pueblo, en la cual jugaron un activo papel los “hispanos”, debería ser aprovechada por el presidente para cumplir muchas promesas de la campaña de 2008. Desde una visión realista, con la Cámara de Representantes en contra,  no se podía esperar cambios espectaculares, pero sí coherencia con el Premio Nobel que le fue otorgado.

En su discurso de agradecimiento por el triunfo, Obama prometió que terminaría “una década de guerras”. Con la misma madurez política con que conduce sus relaciones con China y Rusia, el mundo espera que los focos de tensión: Irán, Palestina, Israel, sean abordados desde una perspectiva pacífica, a fin  de que concluya la era del terror iniciada con los bombardeos a Japón en 1945.

Pese a la desilusión por el incumplimiento en la regulación migratoria, nuestra gente estuvo junto a él en esta batalla. Le corresponde avanzar con decisión en sentido contrario a lo sucedido en este primer período, en que se incrementaron las deportaciones sumarias. Estados Unidos es un país hecho por personas provenientes de todo el planeta, lo que le da riqueza y fuerza. Los latinoamericanos buscan formar parte de ese todo, aportando su trabajo esforzado y valioso, con el cual contribuyen en alto grado al bienestar del Norte.

América Latina merece su atención, en un plano de igualdad y respeto. La política del “Buen Vecino” debe volver a Washington, inaugurando una nueva época en las relaciones interregionales. El bloqueo a Cuba, rechazado por el mundo, es inadmisible. No es posible que el lobby cubano, de extrema derecha, dirija la política hacia la isla. Está en sus manos la liberación de cinco cubanos inocentes, que ya llevan 14 años prisioneros en medio de un proceso írrito que, si lo conoce, causará repugnancia al gran abogado que es el presidente.

La principal responsabilidad de EE.UU. es coadyuvar en un mundo multipolar a hacerlo más seguro para todos. La receta la dio el mexicano Benito Juárez al decir: “El respeto al derecho ajeno es la paz”.

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