La renuncia de Guillermo Lasso a la presidencia ejecutiva de una importante institución financiera y la probabilidad de su participación como candidato presidencial en las elecciones de febrero de 2013 intensificó el ruido político ecuatoriano, en momentos que la oposición a Rafael Correa ruega a gritos contar con un candidato único, cuya característica más importante sea la de aglutinar a los diferentes sectores contrarios al Gobierno.
Parecería que la candidatura de Guillermo Lasso es la que más los acercaría sin importar, en mayor grado, las diferencias ideológicas, pues para la mayoría de los grupos opositores lo que importa es vencer a Correa o debilitarlo en la Asamblea Nacional.
Lasso, cuya estrategia hasta hoy ha sido la de sensibilizar su imagen ideológica de derecha y de banquero a través de una campaña mediática intensa como la del “banco del barrio”, tendrá que asegurar el concurso en este proyecto de sectores de centroizquierda y de izquierda moderada que tomaron distancia del régimen. En este aspecto grupos como los de Paco Moncayo, María Paula Romo, Alberto Acosta podrían jugar un rol importante en la Sierra, sobre todo en la Sierra central.
No sería descabellado pensar que a estas alianzas se sume Madera de Guerrero y socialcristianos, a efecto de apalancarse en la fuerza política del alcalde Nebot y Luis Fernando Torres para tratar de heredar los buenos resultados electorales de la provincia de Tungurahua en la consulta popular de mayo de 2011, así como el PSP.
Pero nada está escrito y Lasso tendría que vencer las primeras barreras, la más importante donde tendrá que probar su habilidad política sería la conformación de las listas de asambleístas nacionales y provinciales, pues todos sus posibles aliados han de querer conformar sus propias candidaturas a efecto de que sus partidos y movimientos no pierdan presencia y fuerza electoral.
Hasta ahora el grupo asesor de Lasso ha sabido diseñar e implementar una estrategia eficiente que ha sido la de no confrontar y la de construir un discurso esperanzador focalizando, aun sin propuestas, el mensaje en las dos principales preocupaciones del pueblo ecuatoriano: la generación de empleo y la inseguridad.
En consecuencia, la apuesta de Lasso, de su equipo de campaña y sus posibles aliados es apuntar al 42,5% de los votos válidos que alcanzó el “No” en la pregunta cuatro de la consulta de mayo 7 de 2011 y con eso pretender pasar a una segunda vuelta electoral.
En política no está nada escrito ni dicho, pero de lo que sí estoy seguro es que tras la posible carrera hacia la presidencia de la república de Guillermo Lasso, está una meta intermedia, como la alcaldía de Guayaquil. El tiempo lo dirá.